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El acoso en Internet afecta a siete de cada diez niños en España, según un estudio de la ONG internacional ‘Bullying Sin Fronteras’, unas veces procedente de sus compañeros de colegio y en otros casos, de desconocidos que aprovechan el anonimato de Internet y la vulnerabilidad de los más pequeños para atacarles.
Desde la firma de tecnología española SPC defienden que la educación es necesaria para reducir el acoso digital, tanto para que los menores sepan identificar cuándo están siendo víctimas de un abuso, como para que no sean ellos los que acosen a otras personas.
De forma complementaria, se puede recurrir a las netiquetas, un conjunto de reglas de conducta en la red que recuerdan desde SPC con motivo de la celebración el próximo 2 de mayo del Día contra el Acoso Escolar.
En concreto, las netiquetas son una serie de normas sociales digitales que buscan regular el comportamiento de las personas en Internet para crear entornos seguros y respetuosos. Dado que el entorno digital tiene sus propios códigos, las netiquetas ayudan a que el comportamiento de las personas en entornos digitales sea similar al del mundo real, donde las líneas que separan lo que está bien de lo que está mal suelen ser más claras.
Por ejemplo, al igual que no está bien hablar a gritos, en la red se recomienda no escribir un texto todo en mayúsculas, pues se transmite el mismo efecto que si se estuviera gritando. También se aconseja no utilizar el sarcasmo, dado que algunas palabras o frases podrían malinterpretarse, al no poder escuchar al interlocutor.
Otras netiquetas invitan a proteger la privacidad de terceros, no difundiendo mensajes o documentos que nos hayan enviado como parte de una conversación, así como no compartir información personal a través de las redes sociales. Los acosadores utilizan la información privada para fines malintencionados, tales como la suplantación de identidades en la red, el chantaje y la extorsión mediante amenazas con publicar datos sensibles o el acoso directo.
También hay netiquetas que apuestan por respetar el tiempo de los demás, por ejemplo, evitando enviar constantemente mensajes o exigir que nos respondan al instante, mientras que otras recomiendan utilizar fuentes verificadas a la hora de informarnos y de compartir esa información con otras personas.
Como recuerdan desde SPC, en una sociedad digitalizada, la tecnología ‘smart’ nos brinda un sinfín de posibilidades tanto a jóvenes como adultos. Por eso, es imprescindible que sepamos utilizar con responsabilidad estas herramientas, para que todos los usuarios se encuentren seguros utilizando la tecnología.