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En la última jornada, celebrada en el espacio Talent Garden de Madrid, se ha puesto el foco en el potencial de las nuevas tecnologías para cometer conductas delictivas contra las mujeres, aunque se ha precisado que “el problema no son las nuevas tecnologías, sino los agresores”.
Representantes de organismos oficiales que trabajan en la prevención y atención de la Violencia de Género Digital, sociólogas y comunicadoras expertas en género y creadoras de contenido digital que han sufrido en primera persona esta situación se reunieron para hablar de un fenómeno creciente y tremendamente preocupante en nuestro país como es la Violencia de Género Digital.
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Esta consiste en daños o sufrimiento de índole física, mental o sexual, ciberamenazas, coacciones y otras formas de privación de libertad digital contra las mujeres a través de la tecnología con la finalidad de dominación e intromisión sin consentimiento a su privacidad como forma de control.
Los ponentes han puesto el foco en el problema de impunidad para los agresores “a cuya situación contribuye las particularidades que tiene el medio digital, especialmente las redes sociales, donde existe ausencia de contacto directo con la víctima, se permite el anonimato y hay escasez de vigilancia.
Mujeres entre 26 y 50 años en una tecnología que avanza
Así lo manifestaron Beatriz Bonete, socióloga e investigadora, experta en género y co-fundadora de NosotrAs Estudio; y María Garzón, Socia Fundadora de iMades Communication y Responsable de Marca Personal, Mujer y Liderazgo. Esta última comentó que “la tecnología avanza sin tener en cuenta las cuestiones éticas y las connotaciones machistas, y la gran mayoría de las veces, la tecnología avanza más rápidamente que la ley”.
Por su parte, Bonete explicó cómo “la violencia digital es una extensión de la violencia machista, solo que el medio digital la amplifica, modifica y se vuelve más virulenta con los agravantes que ello causa en las víctimas”.
El presidente del Observatorio Español de Delitos Informáticos (OEDI), Salvador Samper, aportó cifras para conocer la tipología de delitos más frecuente, siendo el software espía, las amenazas, las coacciones y el acoso algunos de ellos, mientras que WhatsApp es el canal más empleado por los agresores. En cuanto al perfil de las víctimas, las mujeres de entre 26 y 50 años son más vulnerables en el entorno digital, si bien afecta a todo rango de edad y se produce de forma continua.
También detalló la labor de prevención que realizan desde el organismo que preside, cuyo objetivo es atender a las víctimas de manera temprana, escucharlas y asesorarlas, por ejemplo, en las unidades de Atención Temprana a las Víctimas (ATV).
Para dar un paso más en el camino que queda por delante cree que “hay que crear un comité ético por parte del tercer sector, de la sociedad, para poder sentarnos con las compañías tecnológicas y con los órganos decisores de las empresas para que conozcan la situación”.