Cargando...
Estos resultados allanan el camino para novedosas técnicas de cultivo celular en 3D con aplicaciones en ingeniería biomédica, según los creadores de este sistema, que publican resultados en Science Advances.
La fabricación aditiva o impresión 3D permite fabricar piezas complejas a partir de materiales funcionales o biológicos. La impresión 3D convencional puede ser un proceso lento, en el que los objetos se construyen una línea o una capa cada vez.
Lea más: Implantan en EEUU oreja impresa en 3D a partir de células humanas
Ahora, investigadores de las universidades de Heidelberg y Tubinga demuestran cómo formar un objeto 3D a partir de bloques de construcción más pequeños en un solo paso.
“Hemos sido capaces de ensamblar micropartículas en un objeto tridimensional en una sola toma utilizando ultrasonidos con forma”, explica en un comunicado Kai Melde, postdoctorando del grupo y primer autor del estudio.
Sonidos para la bioimpresión
“Esto puede ser muy útil para la bioimpresión. Las células utilizadas son especialmente sensibles al entorno durante el proceso”, añade Peer Fischer, catedrático de la Universidad de Heidelberg.
Las ondas sonoras ejercen fuerzas sobre la materia, algo que sabe cualquier asistente a un concierto que experimente las ondas de presión de un altavoz.
Utilizando ultrasonidos de alta frecuencia, inaudibles para el oído humano, las longitudes de onda se pueden llevar por debajo de un milímetro hasta el ámbito microscópico, lo que sirve al investigador para manipular bloques de construcción muy pequeños, como las células biológicas.
En sus estudios anteriores, Peer Fischer y sus colegas demostraron cómo formar ultrasonidos utilizando hologramas acústicos -placas impresas en 3D- que se fabrican para codificar un campo sonoro específico.
Sonidos en patrones bidimensionales
Esos campos sonoros, demostraron, pueden utilizarse para ensamblar materiales en patrones bidimensionales. A partir de ahí, los científicos idearon un concepto de fabricación.
Con su nuevo estudio, el equipo pudo llevar su concepto un paso más allá. Capturan partículas y células que flotan libremente en el agua y las ensamblan en formas tridimensionales.
Además, el nuevo método funciona con diversos materiales, como perlas de vidrio o hidrogel y células biológicas.
El primer autor, Kai Melde, afirma que “la idea crucial era utilizar múltiples hologramas acústicos juntos y formar un campo combinado que pudiera atrapar las partículas”.
Una nueva rutina de cálculo
Heiner Kremer, autor del algoritmo para optimizar los campos de hologramas, añade: “la digitalización de todo un objeto 3D en campos de hologramas acústicos es muy exigente desde el punto de vista computacional y nos obligó a idear una nueva rutina de cálculo”.
Los científicos creen que su tecnología es una plataforma prometedora para la formación de cultivos celulares y tejidos en 3D.
La ventaja de los ultrasonidos es que son lo bastante suaves para utilizar células biológicas y que pueden penetrar profundamente en el tejido. Así puede utilizarse para manipular y empujar células a distancia sin dañarlas.