Según el plan, este cargador debe servir para teléfonos móviles, tabletas, libros electrónicos, cámaras digitales, videoconsolas y auriculares.
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La Comisión Europea lleva impulsando este acuerdo desde hace trece años, cuando en 2009, alcanzó un acuerdo voluntario con los principales fabricantes de dispositivos móviles, que permitió reducir de 30 a tres los cargadores existentes: el USB 2.0 Micro B, el USB-C y el Lightning, exclusivo de Apple.