“Es la mayor y más completa colección Apple en el mundo”, aseguró Jacek Lupina, un arquitecto de formación y diseñador gráfico profesional de 56 años, apasionado por productos Apple.
Ubicado en Fabryka Norblina, una antigua fábrica de ladrillos rojos convertida en centro comercial y de entretenimiento en el centro de la capital polaca, el Apple Museum of Poland expone más de 1.600 productos de la célebre empresa estadounidense, obtenidos en subastas en todo el mundo.
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Cerca de la entrada, una réplica de Apple 1, la primera computadora personal comercializada en 1976 por los fundadores de la marca, Steve Jobs y Steve Wozniak, reposa en su caja de caoba.
Las 200 unidades fabricadas originalmente se vendieron a 666,66 dólares como parte de un equipo. Para armarlo, el usuario debía añadir una carcasa, una fuente de alimentación, un teclado y una pantalla.
Los inicios de Apple
“Mi ambición era que los visitantes a este museo pudieran ver cómo eran los inicios, lo primitivo que era, lo simple: ¡la caja del Apple 1 era de madera! Nada que ver con lo que conocemos hoy en día”, explicó Lupina a AFP.
Para montar su ejemplar, el coleccionista contactó a otros especialistas y utilizó componentes de la época. Todo ello requirió casi tres años de esfuerzos.
La tarjeta madre fue firmada por Steve Wozniak en persona durante su visita a Polonia en 2018.
Pasión avasalladora
“Él analizó todas las soldaduras, los componentes, le gustó mucho el diseño. Me mostró también los aspectos que él y Steve Jobs querían modificar pero que no tuvieron tiempo”, indicó.
En la gran sala están expuestos decenas de ordenadores como Apple II, Lisa, Imac, Powermac, Macbook, Mac Pro o incluso los iPhone, iPod, iPad, los manuales de uso, los software y otros productos del universo Apple.
Sobre los muros hay afiches originales, incluidos los de la célebre campaña publicitaria “Think different” (piense diferentemente), de 1997, con Bob Dylan, Pablo Picasso, Mohamed Ali o Albert Einstein.
Las pantallas de video y terminales interactivas donde una guía de audio permite a los visitantes sumergirse en el universo Apple.
Colección de aficionado
“En los dos primeros años era algo de aficionado, unas cuantas máquinas por el placer de mirarlas, de tener algo que antes no me podía permitir porque era demasiado caro para alguien de la Europa poscomunista”, recordó Lupina.
Al cabo de cierto tiempo, los objetos comenzaron a invadir su casa en los suburbios de Varsovia, primero su oficina y luego su sala.
“Vendí todos los muebles de la sala, la mesa, las sillas, solo dejé los sofás”, contó entre risas. En 2017 abrió un primer museo en su casa, que se podía visitar con cita previa.
Ahora le dedica todo su tiempo libre, a veces noches enteras, buscando subastas en diferentes zonas horarias.
“A veces es una lucha dura, hace poco perdí un Imac contra un coleccionista de Países Bajos”, recordó.
Hoy en día, su pasión le cuesta todo su dinero. “Yo no tengo ahorros, no tengo pensión, solo mi colección”.