Las pistolas inteligentes llegan a la conquista del mercado de EE.UU.

WASHINGTON. Las pistolas inteligentes, que solo responden a personas previamente identificadas, podrían comercializarse este año en Estados Unidos, donde los legisladores están estancados en la regulación de las armas de fuego.

Una pistola inteligente, de la firma LodeStar Works, en Boise, Idaho.
Una pistola inteligente, de la firma LodeStar Works, en Boise, Idaho.010004+0000 GINGER CHANDLER

El interés de integrar chips electrónicos en determinadas armas, y la fiabilidad de estos, han sido objeto de debate durante años. El objetivo es evitar que niños, delincuentes y suicidas aprieten el gatillo. Sin embargo, en este momento no hay evidencia de que los seguidores de la defensa personal armada estén listos para adoptarlas, ni de que estas llamadas pistolas “inteligentes” funcionen tan bien como se prometió.

“No tengo una bola de cristal para saber si serán en su mayoría positivas, en su mayoría negativas o, en última instancia, si tendrán la misma falla que otras armas inteligentes en el pasado”, comenta Adam Skaggs, asesor legal de Giffords, una asociación reguladora de armas de fuego.

La empresa SmartGunz ha utilizado chips RFID (de identificación por radiofrecuencia), como los que se utilizan en las tarjetas de peajes electrónicos, por ejemplo. El usuario debe usar un anillo conectado para poder disparar.

Su director, Tom Holland, les habla a los agentes de policía preocupados de que una persona detenida les apunte con su arma, o a los padres preocupados de que sus hijos encuentren la suya. “Las personas que quieren un arma ‘más segura’ pueden elegir, si sienten que necesitan protección letal en casa”, explica.

Sus productos ya están siendo probados por unidades policiales de todo el país y espera comercializarlos al público en la primavera boreal.

Mediante huella dactilar

El presidente de la compañía SmartGunz,  G. Thomas Holland II posa mostrando una pistola inteligente.
El presidente de la compañía SmartGunz, G. Thomas Holland II posa mostrando una pistola inteligente.

Alrededor del 40% de los adultos estadounidenses vive en un hogar donde hay armas, según la firma Pew Research Center. Se vendieron casi 23 millones de unidades en 2020, un récord, según Small Arms Analytics & Forecasting, que espera 20 millones para 2021.

La pandemia y las protestas contra la discriminación racial contribuyeron a un fuerte aumento de los homicidios en 2020, aunque los niveles se mantuvieron por debajo de los picos de la década de 1990.

Si bien las tragedias estadounidenses en las escuelas o lugares públicos son las que suelen aparecer en los titulares, más de la mitad de las 40.000 muertes por armas de fuego cada año son suicidios.

Ginger Chandler, cofundadora del fabricante LodeStar Works, ve los sistemas de autenticación como una barrera física pero también psicológica para los incidentes. “En un momento de estrés, la persona autorizada toma el arma pero existirá este paso adicional”, señala. “Tal vez les dé tiempo para pensar: ‘¿Realmente quiero hacer esto?’”.

Su empresa tiene previsto comercializar un 9 mm en 2023 que podrá activarse a través de una aplicación móvil o directamente con un código secreto o mediante reconocimiento biométrico de la huella dactilar.

Más “inteligentes” pero aún mortales

Las empresas probablemente no podrán contar con los legisladores para que aprueben estos nuevos equipos. El tema divide a los votantes hasta el punto de impedir cualquier evolución de las leyes.

En 2000, el fabricante estadounidense Smith & Wesson y el gobierno de Bill Clinton habían acordado que las pistolas inteligentes serían parte de las reformas para reducir la violencia, pero el proyecto no prosperó ante la oposición del poderoso lobby de las armas.

De igual forma, en 2002, una ley en el estado de Nueva Jersey, que habría prohibido las pistolas sin mecanismos de autenticación, causó indignación. Se transformó en 2019 en una simple obligación para las armerías estatales de vender estas armas de nueva generación cuando se comercialicen.

El episodio del fracaso del fabricante alemán Armatix tampoco ayudó a esta tecnología: en 2017 un hacker eludió su sistema de identificación con imanes.

Más allá de los antecedentes, el concepto no es unánime ni siquiera entre los partidarios de la regulación de las armas de fuego. Porque inteligentes o no, estas armas siguen siendo mortales.

Además “pocos propietarios o familias en situación de riesgo comprarán estas pistolas más caras que las demás. Atraerán especialmente a aquellos que ya se preocupan por la seguridad”, subraya Daniel Webster, investigador especializado en el tema en la Universidad Johns Hopkins.

Gareth Glaser, cofundador de LodeStar, no quiere meterse en debates políticos: “Preferimos que el gobierno no se meta y que el consumidor elija”.

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