Con esta predicción en la cabeza y aunque todos ellos son más conocidos por sus otras empresas, Branson, Bezos y Musk fundaron sus propias compañías aeroespaciales y, con la salvedad de Musk, que todavía no ha detallado sus planes para viajar más allá de la estratosfera, decidieron que el jefe tenía que ser el primero en probarlo.
BRANSON, A LA CABEZA
La idea de Branson, cofundador del conglomerado británico Virgin Group -con fuerte presencia en el mundo del transporte aéreo y del turismo- es relativamente sencilla: del mismo modo que los aviones ahora van de un punto a otro de la Tierra, él propone que hagan lo propio, pero en el espacio.
Para ello, Virgin Galactic, la subsidiaria que fundó en 2004 para ofrecer viajes espaciales comerciales, utiliza una aeronave de carga de propulsión (similar a dos aviones unidos por el ala) que levanta la nave espacial hasta una cierta altura y luego la libera para que planee y use su propio motor para llegar todavía más alto.
El pasado domingo 11 de julio, a sus 70 años, el multimillonario británico se unió a la misión Unity 22, en la que una de sus aeronaves despegó desde el desierto de Nuevo México (EE.UU.) y superó los 80 kilómetros de altura para regresar una hora después a la superficie terrestre.
"He soñado con este momento desde que era un niño, pero nada me había preparado para tener una vista de la Tierra desde el espacio", aseguró a su retorno el empresario.
El sueño de Branson es trasladar el modelo actual de viajes aéreos al espacio, con trayectos a altísima velocidad y transporte a hoteles en otros planetas.
LE SIGUE BEZOS
Su apuesta, sin embargo, es algo distinta a las de Bezos y Musk, que en lugar de usar aviones, han optado por mandar cohetes que salen disparados de la superficie terrestre en vertical y con destino a la Estación Espacial Internacional, a la luna o a cualquier planeta.
Eso es justo lo que hace Blue Origin, creada el año 2000 por Jeff Bezos, el fundador de Amazon y hombre más rico del mundo según Forbes.
Bezos, que a principios de julio dejó de ser consejero delegado de Amazon, precisamente para disponer de más tiempo para otros proyectos como el turismo espacial, viajará este martes al espacio junto a su hermano, Mark; la piloto de 82 años Wally Funk y un estudiante neerlandés de 18 años, cuyo padre pagó varios millones para conseguirle asiento.
"Ver la Tierra desde el espacio te cambia y cambia tu relación con el planeta y con la humanidad", aseguró Bezos en una entrada de Instagram cuando anunció que iba a ser uno de los pasajeros en el primer viaje comercial de Blue Origin.
Pese a felicitar a Branson por su viaje el pasado domingo, el fundador de Amazon negó que las aeronaves de Virgin Galactic puedan considerarse aviones espaciales, ya que no van por arriba de la línea imaginaria de Karman, situada a 99,7 kilómetros de la Tierra y que es comúnmente aceptado que separa la atmósfera terrestre del espacio exterior.
A LA ESPERA DE MUSK
El tercer multimillonario en lista es el consejero delegado de Tesla, Elon Musk, del que menos se habla estos días, pero el que hasta la fecha ha tenido más éxito con su compañía, SpaceX, una empresa privada que es contratista de la NASA y que el año pasado ya puso astronautas en órbita.
El inventor sudafricano, residente en Texas, está convencido de que el futuro de la humanidad está fuera del planeta Tierra y de que si la especie no migra al espacio, en algún momento se producirá un fenómeno de extinción masiva.
"La alternativa es convertirnos en una civilización que viaje por el espacio y en una especie que resida en varios planetas. Espero que convengan conmigo de que esta es la manera correcta de proceder", se dirigió Musk a la audiencia en una conferencia celebrada en México en 2016.
El multimillonario también expresó sus deseos de fundar una ciudad en Marte que tenga un millón de habitantes en 2050 y SpaceX ya está trabajando en el diseño de las aeronaves para transportarlos.