«Todo lo humano es real, y a veces conocemos las cosas antes de que ocurran, aun cuando no seamos conscientes de ello. Vivimos en el presente, pero el futuro está siempre en nosotros».
LUCKNOW, India. Al menos cien personas murieron aplastadas y centenares resultaron heridas en una estampida durante una celebración religiosa hindú en el norte de India.
Salir a la calle durante una jornada de tormenta, obligado por responsabilidades laborales, familiares o académicas, se vuelve penosamente un desafío a la misma muerte. La tragedia no tiene como único culpable a la naturaleza, sino también a la corrupción y negligencia de las autoridades municipales.
Un hombre y su hijo de 10 años murieron en un trágico incendio, registrado durante esta madrugada, en una vivienda del barrio Tablada Nueva de Asunción.
Consideramos aberrantes los actos de canibalismo, que contemplamos con horror; sin embargo, ¿no toleramos otras formas, indirectas o veladas, de apropiación o consumo de la vida ajena en provecho propio? Quizá todos seamos caníbales, plantea este artículo de Sergio Di Bucchianico que recomendamos leer con la canción de Cerati como música de fondo.
Una adaptación actual de la tragedia de Ricardo III, última parte de la violenta tetralogía histórica de Shakespeare sobre la desintegración política, el inexorable avance hacia la guerra y la emergencia del poder destructivo que siguieron a la muerte de Enrique IV, pone de manifiesto la siniestra universalidad de los arquetipos shakespereanos. Sobre el impresionante tour de force del actor y director Jorge Báez en el unipersonal “Historia de un jabalí, o algo de Ricardo”, obra del dramaturgo uruguayo Gabriel Calderón acerca del mundo del teatro y el teatro del mundo, escribe Montserrat Álvarez.