Productores de tomates están registrando pérdidas millonarias en sus fincas. Miles de kilos de tomates se están pudriendo en las chacras y lo poco que venden lo hacen a un precio que ronda los G. 1.500 a G. 1.800 el kilo en finca, monto que no alcanza ni para pagar a los cosechadores. Los productores denuncian una pésima planificación por parte del MAG y el nulo control en las fronteras.
Tomateros nucleados en la Unión Nacional de Productores Frutihortícolas del Paraguay están logrando muy buena producción en los 12 meses del año y piden al Gobierno reducir la expedición del permiso de exportación de tomates argentinos. Los productores están implementando muy buena tecnología y con capacitación privada están sacando tomates de calidad en pleno verano del país.
El Servicio Nacional de Calidad y Sanidad Vegetal y de Semillas (Senave) suspendió los permisos afidis para importación de tomate lo que genera preocupación por el impacto que ya tiene en precios. Comerciantes temen que esta medida sea con fines especulativos para cobrar mas caro, (bajo la mesa) por los permisos.
Desde el jueves pasado se registró una importante reducción de las ventas y los precios de los tomates y los productores están preocupados por la situación. Actualmente existe una importante cantidad del fruto disponible en las fincas que no están teniendo espacio en el mercado nacional.
El ministro de Agricultura, Santiago Bertoni, señaló que registran hoy un leve repunte en el precio del tomate, cuya producción nacional está en crisis por una escasa venta del producto.
El Ministerio de Agricultura y Ganadería (MAG) y la Unidad Interinstitucional para la Prevención, Combate y Represión al Contrabando (UIC) son los principales responsables de velar por la producción agrícola de nuestro país, proteger las fronteras y el comercio nacional para beneficio de la economía de miles de familias paraguayas. Pero, en los últimos años han demostrado poco interés en lo que le ocurra a ese sector y ahora, en la etapa final del gobierno de Mario Abdo Benítez, la preocupación es prácticamente nula. Es como si hubieran declarado “so’o”, como se dice vulgarmente cuando se deja de respetar las reglas de juego, cualquiera sea la circunstancia.