En esta época en la que el espíritu festivo inunda los rincones de la casa y también los sentimientos, una de las manifestaciones más características es aguardar el regalo de la Navidad. La emoción de esperar bajo el árbol el obsequio con nuestros nombres perdura a través del tiempo, por más de que hace rato dejamos de ser niños. ¿Pero de dónde viene esta costumbre? Puede sorprendernos que no tenga tanto que ver con cosas netamente comerciales y que sus raíces sean mucho más profundas y arraigadas en la historia y en la diversidad cultural.
Perros, gatos y demás mascotas no deben ser un regalo de Navidad ya que la persona que tiene un animal de compañía debe asumir una responsabilidad mientras viva esa mascota. Si surgen problemas, uno no se puede deshacer simplemente del animal.