Los vehementes elogios al Paraguay en su reciente visita a Asunción del presidente del Banco Interamericano de Desarrollo, Mauricio Claver-Carone, constituyen una nueva señal del creciente interés que ha concitado el país y de la buena imagen que, a pesar de todo, sigue gozando entre los agentes económicos internacionales, especialmente en comparación con los malos ejemplos en la región. Eso es muy positivo y abre oportunidades reales de captar inversiones que contribuyan con la creación de riqueza y la generación de empleos. Sin embargo, la sola imagen no es suficiente. Paraguay presenta importantes ventajas, pero muchas de ellas son más potenciales que efectivas. Para dar un verdadero salto necesita reformas que consoliden sus fortalezas y alivien sus cuellos de botella.