Los portavoces del nuevo odio a la democracia –nos dice Rancière– «habitan todos en países que declaran ser democracias en sentido estricto. Ninguno de ellos reclama una democracia más real. Nos dicen, por el contrario, que esta ya lo es en demasía. Pero ninguno se compadece de las instituciones que pretenden encarnar el poder del pueblo ni propone medida alguna para restringir este poder».
Las desafortunadas declaraciones de Santi Peña respecto a que no son los títulos universitarios los que dan trabajo, sino el partido colorado, dieron motivos para que estalle la opinión pública. Realmente se puede escribir toda una antología con cada disparate que expresa el candidato cartista. En esta oportunidad la afirmación originó miles de comentarios en contra. Sobre todo esa gran masa de jóvenes que con tanta ilusión y mucho sacrificio va a las universidades a formarse para salir a trabajar, se vio frustrada por lo dicho del postulante a presidente.
Observando días atrás el asentamiento de casas precarias en las plazas del Congreso pensé cuán poco eficaz sería hablar a sus pobladores de institucionalidad.
Una cosa es la violencia psicológica, violencia física que se ejerce contra las mujeres en el ámbito familiar, otra es la denuncia de “violencia política” que se ejerce contra los compañeros y las compañeras que denuncian irregularidades dentro de sus partidos y los prepotentes (que ocupan cargos o reciben dinero) la utilizan para victimizarse y denunciar como violencia física, cuando lo que menos existió fue eso.
Según el senador Abel González (PLRA), la intención de presentar un proyecto de ley para eliminar el desbloqueo de listas y volver a la conocida como “sábana” es porque se favorece sólo a aquellos candidatos con más recursos económicos. Sostiene que muchos optaron por el prebendarismo y compraron votos. Eso se notó en las últimas municipales, dijo.
La diputada Kattya González (PEN) afirmó que la claque colorada humilla a los jóvenes instalando en su propia sede partidaria una “agencia de empleos”. “Los empleos en el sector privado se construyen en el sector privado y se consolidan en las instituciones republicanas, y no en una sede partidaria”, indicó.