El trágico asesinato de Sofía Rodríguez, directora y docente del colegio San Gervasio de Colonia Independencia, por parte de un alumno suyo desató una ola de reacciones sobre la situación de nuestro sistema educativo y la de nuestros adolescentes entre las que cabe detenernos en la del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC).
Es bien claro que a ninguna autoridad del país, sea de la Municipalidad, Gobernación o del Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), les importa la educación de nuestros niños. Escuelas caen a pedazos y llueven denuncias de útiles escolares incompletos y de mala calidad. Las instituciones estatales mencionadas anteriormente se tiran la pelota y nadie hace nada para solucionar el problema.
De acuerdo a datos recogidos por el Instituto Nacional de Estadística (INE), en la edad comprendida entre los 15 y 19 años, existió en el 2022 una fuerte deserción escolar. De un total de 641.571 estudiantes en esa franja etaria, solo asistieron a una institución educativa 450.402.
La educación en nuestro país sigue siendo una deuda pendiente de los responsables del organismo estatal que maneja la formación académica de nuestros niños y jóvenes, que son el futuro de nuestra República. Como ciudadanos tienen el derecho de que el Estado les brinde un espacio seguro y saludable para poder estudiar y capacitarse en sus instituciones.
El director general de Administración y Finanzas del Ministerio de Educación y Ciencias negó que la Unión Europea imponga condiciones para el uso de los fondos que transfiere a Paraguay para la educación por medio de un convenio que la Cámara de Diputados derogó. Insistió en que esa derogación podría poner en peligro más de tres millones de “platos servidos” a alumnos de escuelas públicas.
Por más que el Ministerio de Educación y Ciencias (MEC), los miembros del Comité Estratégico y los gestores del Plan Nacional de Transformación Educativa (PNTE) insistan en querer imponerlo, no lo conseguirán, porque la ciudadanía está comprendiendo que es un plan mau, falso, plagio de planes extranjeros, que nada tienen que ver con nuestras culturas, historia, raíces, principios y valores.