Aunque se ha dicho mucho y muy bien –ahí está para demostrarlo el espléndido e hilarante contraspot de Daniel Ubisch y Rüdiger von Zungeverdammt (muy superior al de Revista Barcelona, «Garcocracia»)– en estas semanas sobre el spot publicitario de McCann Erikson para el lanzamiento en Argentina del Chevrolet Cruze II de la General Motors, negligente sería no señalar, una vez más, que este spot, como la publicidad suele hacerlo, más que un auto, vende ideas. Vende la idea de que quienes no gozan de los privilegios que muestra el spot, no los merecen. La idea de que en un mundo al que solo entran personas con méritos no hay barrenderos ni chiperos. La idea de que ahí no entran gordos ni viejos ni negros. La idea de que los habitantes de los barrios populares que no corren a la mañana ni trabajan en torres de cristal no tienen méritos. La idea de que los pobres tienen la culpa de serlo.