Un par de años atrás y en procura de ver reparado el “democrático” error en el que incurrieron los gobiernos posdictatoriales, hice notar al intendente de entonces que desde el “golpe de la Candelaria” el Panteón Nacional de los Héroes había quedado sin su llama votiva. Después de escuchar el consabido “… ¿mba’e pio péa?” como respuesta, expliqué al Lord Mayor que desde la antigüedad, los seres humanos fuimos impactados por el fuego. Impacto que los griegos de antes lo usaron para honrar a sus ancestros con una fogata que ardía en los hogares desde el amanecer. Así como hasta hoy persiste la costumbre de prender velas a los muertos y …cuando empezaba a notar una mueca de impaciencia en mi empinado interlocutor, rematé: