Aparte de instalar a su parentela en el Congreso, de otorgarse cupos de combustible y de trasladar a los contribuyentes el costo de un seguro médico o de un viaje de placer al extranjero, ganando 32 millones de guaraníes mensuales por trabajar muy poco, los legisladores paraguayos suelen exhibir la soberbia del mediocre que se cree superior al común de los mortales por el mero hecho de ocupar un cargo. Así, en los últimos meses se han conocido incidentes que involucraron a varios legisladores, por lo que ahora no sorprende que la aparente inconducta exhibida por la diputada Liz Cristina Acosta (ANR, cartista) cuando su camioneta polarizada, en la que viajaba con su hermana y el chofer, fue interceptada en Ciudad del Este por cuatro agentes del Departamento de Investigaciones de la Policía Nacional que investigaban un homicidio. Los fueros no autorizan a desconocer la ley.
Tras el escándalo de presunto intento de negociado con tierras estatales en Remansito, Villa Hayes, caso conocido como el de los “Ocupantes VIP”, en el Congreso siguen intentando colar expropiaciones y desafectaciones sin cumplir siquiera con criterios técnicos básicos y, la del pasado martes en Cámara de Diputados no fue la excepción.