En mala hora y contra la opinión del canciller Euclides Acevedo, el Senado aprobó en general una iniciativa que deroga de hecho la Ley del Servicio Diplomático y Consular para permitir el ingreso de unos 300 politicastros en el servicio exterior. Podrán incluso ser embajadores, aunque no integren el escalafón diplomático. Por lo demás, el proyecto de ley autoriza a quienes allí prestan servicios a realizar actividades político-partidarias en el ejercicio del cargo, avalando así la violación sistemática de la normativa vigente. Si prospera la iniciativa, debemos prepararnos para ver a embajadores y cónsules realizando proselitismo en épocas electorales, sin descartar que ejerzan la labor de “pyragüé” como en la época de la dictadura.