Nadie ignora que en el Paraguay todo se hace “a última hora”, con un apurón final atribuible a la desidia y no a una falta de tiempo anterior. Empero, este hábito no se refleja en las actuaciones de los políticos de cara al calendario electoral. Aquí ocurre todo lo contrario: las actividades pertinentes se desarrollan con muchísima antelación, aunque ello suponga un mayor desembolso, un prolongado descuido de la función pública ejercida y, no por último, un notorio quebrantamiento de la ley. Como también se sabe que, sobre todo para los colorados y los liberales, la confrontación intrapartidaria es de hecho más relevante que la interpartidaria, ya están en marcha, desde hace meses, las respectivas campañas para ganar las candidaturas en los comicios internos simultáneos del 18 de diciembre.