La Presidencia de la República nombró esta semana, vía decreto, a los miembros titulares y suplentes para los próximos tres años, del Consejo Directivo de la Agencia Nacional de Evaluación y Acreditación de la Educación Superior (Aneaes). José Duarte Penayo, hijo del expresidente de la República Nicanor Duarte Frutos, sería el próximo presidente del organismo. Aún falta un miembro proveniente del sector productivo, porque la propuesta fue observada por el MEC, por lo que deben presentar otra opción.
En la obra de Maurice Merleau-Ponty, la existencia se encarna en lo viviente, la percepción es construcción del cuerpo, el cuerpo forja la mente en su relación con el mundo y no hay dicotomía mente-cuerpo. Intérprete singular de su época, un ataque al corazón en su mesa de trabajo, sobre un libro de Descartes, dejó uno de los proyectos filosóficos más originales del siglo XX inconcluso en mayo de 1961. Cerrar el mes de su aniversario luctuoso reclama pensar los alcances, la actualidad y el sentido de sus ideas e interrogaciones.
Tras la refrescante liberación de esa mirada estrecha del sentido común que da por sentado que las cosas existen fuera de la mente por mero hábito, la filosofía parece haber quedado, sin querer, encerrada en un escepticismo exquisito pero claustrofóbico, incapaz de alcanzar ninguna realidad extramental u objetiva. Frente a esto, se buscan salidas y grietas a veces tan brillantes como extrañas. El animal, el psicótico –figuras del encierro en la correlación– o el «acontecimiento» –irrupción de lo absolutamente imprevisible que rompe la cadena causal– están entre las bellas e inquietantes sombras que, invocadas por algunas de las grandes voces del «nuevo realismo», recorrieron la semana pasada corredores y anfiteatros durante el coloquio internacional de filosofía COSAS EN SÍ. Desde París, en exclusiva para El Suplemento Cultural.
El cuerpo: lugar de caída posible en lo continuo para Bataille; ni objeto ni sujeto (ni cosa ni conciencia frente a un mundo de cosas) para la fenomenología de Merleau-Ponty; objeto de control para la biopolítica, constante en los trabajos que retoman el legado foucaultiano… El cuerpo como polémico tema del pensar filosófico actual es lo que trae a debate en este artículo el filósofo y sociólogo José Duarte Penayo; en exclusiva desde París para los lectores del Suplemento Cultural.
Novelista decisivo, germanista erudito, fino ensayista, notable historiador de la fotografía –contribuyó a reinterpretar la tradición fotográfica europea–, Michel Tournier falleció este martes 18 de enero. La alteridad abordada a través de una imagen del infierno inversa a la de Sartre –uno de los filósofos de los que reconocía haber bebido– en su primera novela, Vendredi ou les Limbes du Pacifique (París, Gallimard, 1967, 204 pp.), es un punto de encuentro entre Michel Tournier y Gilles Deleuze, cuya amistad desde el bachillerato fue paralela a su mutua lectura e intercambio de toda la vida. Superando dualismos anacrónicos en un enlace entre novela y filosofía que revela la dignidad intelectual de la ficción y el poder creador de la razón filosófica como actividad nutrida de fantasía y subraya lo filosófico de la literatura y lo literario de la filosofía, José Duarte revive aquí el fecundo diálogo entre Tournier y Deleuze. Un saludo de despedida y gratitud al gran contrabandista filosófico, desde París, en exclusiva para los lectores del Suplemento Cultural.
Pintar las aventuras filosóficas del nómada cuya empresa intelectual fue la desmitificación, del filósofo imprescindible que partió a la caza del Snark, de uno de los nombres decisivos de la contemporaneidad, es lo que hace este artículo, a veinte años de aquel 4 de noviembre en que el pensador del deseo y la vida, Gilles Deleuze (1925-1995), se asomó a la ventana y se arrojó al vacío desde su departamento en un cuarto piso de París. En exclusiva, desde esa misma ciudad, para los lectores del Suplemento Cultural.