Una ciudad fronteriza es expresión de valores compartidos, sincretismo cultural, movilidad humana y tránsito comercial entre países. Es soberanía nacional y dinámica comunitaria y de intercambio entre localidades. En el caso particular de América Latina y el Caribe, una gran porción de las ciudades que comparten límite enfrentan desafíos, como la existencia de accidentes geográficos de la talla de la cordillera de los Andes –que se extiende a lo largo de 8.500 km y atraviesa más de un país– y activos naturales como la selva amazónica que obligan a atender las necesidades de interconexión fronteriza de manera creativa y flexible. Además, las ciudades de frontera de la región han estado históricamente relegadas en materia de servicios básicos, conectividad logística y comercial, y de infraestructura física y funcional, entre otros.