23 de noviembre de 2024
Cuando un perro o un humano ingieren agua contaminada, o pescados y ranas crudos o poco cocidos, las larvas ingresan al organismo, se asientan y crecen, infectando a quien será su «hospedador definitivo». En los perros, comúnmente se ubica en el riñón y, dado que alcanza grandes proporciones, el único tratamiento posible es retirar los enormes gusanos a través de una cirugía o, en casos más graves, extirpar el riñón quirúrgicamente. La doctora en Veterinaria Jazmín Marecos nos comenta más sobre el tema.