Ni siquiera en su última sesión ordinaria del año, la mayoría cartista en la Cámara de Diputados renunció a sus malos hábitos, y pese a los reclamos de la oposición, aprobó con modificaciones el proyecto de ley de la Función Pública y la Carrera del Servicio Civil. Lo más bochornoso es que presentaron las modificaciones minutos antes del tratamiento. Ahora, vuelve al Senado y no se descarta que mañana traten a tambor batiente en la última sesión ordinaria. Con los cambios, entre otras cosas, pretenden que no se les corte el “chorro” con asesores y contratados.
El senador cartista Derlis Maidana defendió el proyecto “de la función pública y la carrera del Servicio Civil”, pero admitió que no hay garantía real para evitar que se evada, como lo hacen ahora con la ley de presupuesto.
Lilian Soto, exministra de la Secretaría de la Función Pública (SPF), se refirió con base a su experiencia a situaciones que podrían producirse de aprobarse la ley de la carrera civil que pretende el Poder Ejecutivo. Considera que es una falacia tener una normativa que no incluya a todas las instituciones que no sean del Poder Ejecutivo.
Durante un reporte en vivo de ABC TV desde el Senado, la teleaudiencia no dejó escapar que tras el cronista, se podía ver a dos “eficientes”, funcionarios abocados a la importante misión de abrir una puerta. La sencilla tarea que podría resolverse con tarjetas magnéticas desató las burlas de los ciudadanos, que pidieron saber cuánto ganarán estas personas por su “indispensable” labor.
Desde muy temprano, varios grupos se están organizando para movilizarse frente al Congreso Nacional, en protesta contra el proyecto de ley “De la función pública y la carrera del servicio civil”. Funcionarios de distintas instituciones del Estado anunciaron manifestaciones durante esta jornada, mientras un gran contingente policial se prepara para custodiar la zona de la sede legislativa donde el Senado analizará la ley.
El emperador romano Justiniano I (483-527 d.C), conocido como “El Grande”, había acuñado el término latino “digesto”, que significa “distribuido en forma sistemática”, para referirse a una parte esencial del Corpus Iuris Civilis (Cuerpo del Derecho Civil), que sería la base en la que se fundarían las legislaciones de todos los Estados modernos. Integrado por 50 libros escritos por eminentes juristas marcaría un hito trascendental en el derecho romano, del cual deriva nuestro derecho moderno; incluso sirvió como inspiración para el Código de Napoleón en 1804 que sería la base de nuestro actual Código Civil. Sin embargo, cuando el gobernante no tiene como objetivo buscar el bien común, los inquilinos del poder construyen una sistematización normativa a medida, de manera tal a blindarse jurídicamente en sus objetivos premeditados. Cuando el “Digesto” de normas se construye a medida de una casta selecta de privilegiados, es el pueblo quien paga las consecuencias.