Paraguay tiene un nuevo Presidente electo, surgido en forma clara de la voluntad popular en las octavas elecciones libres desde la caída de la dictadura, un nuevo gran paso adelante en un proceso de 34 años de democracia, difícil pero inédito en la historia política del país. Una democracia imperfecta, como no puede ser de otra manera, que ha tenido sus crisis y altibajos, pero democracia sin dudas, por mucho que la intenten degradar o menospreciar. Para enfrentar los formidables desafíos que tiene por delante, es muy importante que el ciudadano que va a asumir semejante responsabilidad no pierda nunca de vista cuál será su función institucional y cuál será la posición que va a ocupar en la sociedad.