La antropología integral nos confirma que todo ser humano, toda persona, tiene cuatro dimensiones esenciales, que la constituyen como tal persona. Son tan esenciales que si falta una de esas cuatro dimensiones, ya no hay persona, no hay ser humano. Esas cuatro dimensiones son: la dimensión biológica corporal, la más evidente; la dimensión psicológica, es la que produce en el sujeto actividades que se generan en el cuerpo, pero no son el cuerpo, como pensar, recordar, decidir, amar, etc; la dimensión social, porque el ser humano es esencialmente un ser social, viene de la microsociedad de los padres, los necesita para existir, vive en familia y se relaciona con vecinos, conciudadanos, etc.; y finalmente la dimensión espiritual, que lo diferencia de los demás mamíferos y le da capacidad de trascender el tiempo, el espacio, la cultura de su comunidad, incluso a sí mismo.