Si eres amante del manga, el anime, el cosplay o la cultura pop japonesa en general, cada 15 de diciembre tienes una cita muy especial con tus pasiones.
Durante los meses de mayo y junio de 1912, Jack London publicó en varias entregas una de las primeras ficciones distópicas postapocalípticas aparecidas en la literatura del siglo XX. Ambientada en un mundo salvaje y devastado, la historia comienza en 2073, sesenta años después de la propagación de una pandemia incontrolable que exterminó a la mayor parte de la población humana y produjo el derrumbe de la civilización.
No existen hechos, solo representaciones, no somos quienes creemos, la vida es un montón de cuentos proyectados contra una pantalla borrosa llena de ruido y de furia. Comienza el 2020 sin Mr. Robot, la serie que nos acompañó durante la segunda mitad de la década y que se ha despedido con el año que acaba de terminar.
Noomi Rapace se multiplica por siete en un thriller futurista. El escenario es distópico: en el 2043 hay una explosión demográfica, cada 4 días nace un millón de personas, en 50 años la población se duplica, Sudamérica es declarada zona de desastre debido al calentamiento global… Y, en especial, hay demasiada gente y muy poca comida. Sobre esta película conversan Miguel y el Tío Gervasio en su columna de hoy. Un espacio de encuentro y diálogo entre la producción cinematográfica y la realidad social.
Con The Red Strings Club, el ciberpunk retoma su función crítica de reflexión sobre la tecnología.
¿Qué deseos haríamos «realidad» si controláramos totalmente nuestro entorno? se pregunta Rubén Varillas mientras nos lleva de paseo por los simulacros de Baudrillard, la distopía de los Wachowski y el mito edénico de Adán y Eva. Desde España, en exclusiva para nuestros lectores del Suplemento Cultural.