4 de mayo de 2025
El 3 de mayo se conmemora el Día Mundial de la Libertad de Expresión, ya que desde 1993, la Asamblea General de la ONU reconoció este derecho como el eje transversal para el fortalecimiento democrático y el medio para la realización de otros derechos humanos. Pero ya desde 1985 la Corte Interamericana había considerado a la libertad de expresión como “la piedra angular de la democracia”, es decir, sin libertad de expresión no existe democracia, y sin democracia no existen respeto a los derechos humanos. Es por ello que cada vez que el Estado, a través de cualquiera de sus tres poderes amenaza con la restricción a la libertad de expresión, el pueblo debe estar alerta y entender que inevitablemente se pone en juego la vigencia de la democracia. Y las amenazas constantes del presidente Santiago Peña al trabajo periodístico, a los medios de comunicación criticos a la labor del gobierno o a las publicaciones en las cuales no encuentra vanagloria, no son precisamente la mejor manera de defender la libertad de expresión y por ende, las bases de una democracia sólida.
Ya pasaron 36 años de la caída de la dictadura. Los jóvenes que nacieron en 1989 ni se imaginan lo que fueron esos tiempos. Ni la historia paraguaya se encarga en los libros y en los colegios de hablar con sinceridad lo que fue la cruel y salvaje dictadura de Alfredo Stroessner.
En un emotivo homenaje a la democracia, la Gran Orquesta del Gobierno del Paraguay ofreció un concierto conmemorativo frente a la Plaza de los Desaparecidos. La actividad, organizada por la Presidencia de la República y la Secretaría Nacional de Cultura, reunió a destacadas agrupaciones musicales en una serenata que resaltó la importancia de la unidad y la libertad en el país.
Una de las pocas herramientas que tiene la ciudadanía, pero que, bien utilizada, es poderosa, es el reclamo público como medio de elevar las inquietudes y necesidades al debate público. A través de dar relevancia a ciertos temas, se genera una presión que obliga a los actores políticos de turno a tomar decisiones.
De acuerdo con el Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD), en su informe Construir Sociedades Democráticas Fuertes, publicado en 2024, la democracia y la igualdad de género están interrelacionadas y se influyen mutuamente. Sin democracia, el progreso hacia la igualdad de género se ve obstaculizado. A su vez, sin igualdad de género, las democracias no podrán fortalecerse. Mientras las mujeres, que representan la mitad de la población mundial, no participen plenamente en los procesos de decisión política y social, será difícil proporcionar un acceso equitativo a oportunidades y recursos.