En el centro de Asunción existen 1.400 edificios históricos de valor cultural, cuyos propietarios pueden acceder a una exoneración de tributos para ponerlos en condiciones; sin embargo, apenas 68 contribuyentes se acercaron para acceder a este incentivo, informó la jefa de de Patrimonio Cultural de la Municipalidad de Asunción.
Tras la remisión de la pandemia, los legisladores y los “servidores públicos” han reanudado con entusiasmo sus costosas excursiones para conocer el mundo a expensas de los contribuyentes. Si en 2020, los gastos de pasajes y viáticos llegaron a 3.090.691.560 guaraníes, en 2021 ascendieron a 22.560.589.215, y ¡este año ya se derrocharon 34.720.212.347! Al exceso del personal público, que absorbe el 74% de la recaudación tributaria, se suman el latrocinio y el malgasto en general en la administración pública. Se trata de una tomadura de pelo muy costosa para una población cada vez más alejada de la opulencia, la mayor parte sin poder hacer ni turismo interno.
Tras el decreto del presidente de la República que establece una reducción de hasta el 30% de la deducibilidad del impuesto al valor agregado (IVA) en la compra de alimentos, bienes y servicios. El director de Planificación y Técnica Tributaria de la SET, Antulio Bobhout, detalló qué compras los profesionales independientes podrán deducir y cuáles no.
De que en Paraguay se roba sin asco el dinero de todos, no es ninguna novedad. Pero resulta escandaloso que un miembro de uno de los poderes del Estado lo reconozca públicamente, y poco menos que vanagloriándose de ello, en medio de una reunión pública oficial. En la última sesión de la Cámara que integra, el diputado Nazario Rojas (ANR, cartista) alcanzó una de las más altas cotas de cinismo de la historia paraguaya, al afirmar con desparpajo que los colorados se apropian habitualmente del dinero público y que los miembros de otros partidos también quieren hacerlo. Dado que se refirió en general a los afiliados de su partido y no fue rebatido por sus correligionarios, se puede pensar que este es un Gobierno de ladrones.
En lo esencial, los legisladores sancionan leyes y controlan a los otros poderes del Estado, en representación del pueblo que los elige cada cinco años, pudiendo reelegirlos por tiempo indefinido. Sus importantes funciones y el alto honor que tienen gozan de la protección especial de la inmunidad, además de otros privilegios extraordinarios vedados al común de la gente. En contrapartida, sus labores no son extenuantes, pues las sesiones plenarias y de comisiones duran no más de ocho horas semanales, con “vacaciones” que van del 21 de diciembre al 1 de marzo. Y bien, pese a sus envidiables condiciones de trabajo, por así llamarlas, los parlamentarios suelen tener el pésimo hábito de no asistir a las sesiones, sin causa justificada.
Una mayoría parlamentaria absolutamente irresponsable y antipatriota, a la que evidentemente le importan un comino el país y el bienestar de la mayoría, no le está dejando al Paraguay levantar cabeza y tratar de recuperarse después del durísimo golpe socioeconómico que significó la pandemia, seguida de una de las peores sequías de las que se tengan registros. Nada les importa, solo repartir el dinero de la ciudadanía, a la que cínicamente dicen representar, para beneficio de su clientela política, de intereses sectoriales de grupos de presión y de sus propios bolsillos, con el único objetivo de seguir disfrutando de sus privilegios solventados por los contribuyentes. La única defensa que queda a los ciudadanos es escracharlos en los lugares públicos donde se los encuentre.