Nuestro mundo se encuentra en constantes cambios desde que se suscitaron los primeros avances tecnológicos que revolucionaron la vida humana. Nuevos inventos, nuevas ideas, y con ellas nuevas formas de pensar y estilos de convivencia que cambiaron drásticamente el desarrollo comercial en general. La sociedad moderna se vio avasallada por nuevas formas de tecnologías: en las telecomunicaciones, en la medicina, en la industria, en la agroindustria, en la química, que como es lógico produjo también la transformación de las sociedades mercantiles o la empresa comercial que logra producir y distribuir este cúmulo de factores tecnológicos para volcarlos al mercado masivamente. Sin lugar a dudas una función económica importante lo constituyeron los contratos comerciales que han puesto en concreto la vigencia de los usos y prácticas mercantiles salvaguardando los derechos básicos de los contratantes y agilizando su celebración, ajustando sus normas reguladoras a aquellas establecidas en el derecho público y privado.