23 de noviembre de 2024
Los ciudadanos conscientes, flexibles y obedientes no solo cumplen las normas, reglas y leyes escritas, sino las que dicta el sentido del bien común. Uno de los temas que ninguna política pública está tratando en nuestro entorno es el concerniente a la contaminación auditiva. Quién no tiene un familiar o un vecino que genera más de la cuenta, creyendo estar en “su derecho” de escuchar lo que le gusta al volumen que quiera. Sufrimos la anti-música en los centros comerciales cuyo marketing es tortuoso. Además el ruido del tráfico, las máquinas, las mismas voces descontroladas en ambientes compartidos.