Los parlamentarios no solo se autoaumentaron sus beneficios y aseguraron a sus “nepobabies” el ingreso a la función pública sin concurso, sino también se excluyeron y excluyeron al Poder Judicial de todas las prohibiciones de la “Ley Godoy”, como ganar más que el presidente, pago de seguro médico, combustibles, entre otros gastos.
Con el fin de aportar nuevas ideas a partir del análisis de las problemáticas a las que se enfrenta el sector económico, la Universidad Americana llevó a cabo la segunda edición de un congreso internacional donde se reunió a estudiantes, investigadores y expertos en el área.
La Universidad Privada “María Serrana” (UPMS) celebró recientemente, de manera exitosa, la II edición del Congreso Internacional Multidisciplinario “Conexiones”. Fueron dos jornadas de capacitación, en el salón teatro del Hotel Excelsior, en Asunción.
Tres siglos atrás, en la Francia prerrevolucionaria, el malestar del pueblo por los abusos del poder de la monarquía era similar al malestar que hoy sentimos cuando vemos el despilfarro del dinero público en manos de unos pocos para beneficio propio, a costa del sacrificio de todos los ciudadanos que con sus impuestos sostienen el Presupuesto General de la Nación. Ese malestar del pueblo francés se acrecentaba a medida que en el Palacio Real se celebraban grandes banquetes mientras en las calles no tenían qué comer. En una de esas opulentas fiestas, cuenta la historia que María Antonieta preguntó a su criada qué era lo que reclamaba el pueblo, a lo que la doncella le contestó: “Madame, el pueblo no tiene pan”, a lo que la Reina repuso: “Si el pueblo no tiene pan, que coman pasteles”. Haciendo un paralelismo, recordemos que el eslogan de campaña de este Gobierno ha sido la frase “vamos a estar mejor”, pero día tras día vemos cómo las decisiones de nuestras autoridades solo redundan para que ellos estén mejor, y el resto, “que coma pasteles”.
La pregunta no es nueva. Está instalada desde antes del inicio de mandato de Santiago Peña: ¿Hasta cuándo es sostenible que un Presidente de la República no tenga el mando, que sea como un gerente de empresa que debe administrar el Estado?
Aparte de instalar a su parentela en el Congreso, de otorgarse cupos de combustible y de trasladar a los contribuyentes el costo de un seguro médico o de un viaje de placer al extranjero, ganando 32 millones de guaraníes mensuales por trabajar muy poco, los legisladores paraguayos suelen exhibir la soberbia del mediocre que se cree superior al común de los mortales por el mero hecho de ocupar un cargo. Así, en los últimos meses se han conocido incidentes que involucraron a varios legisladores, por lo que ahora no sorprende que la aparente inconducta exhibida por la diputada Liz Cristina Acosta (ANR, cartista) cuando su camioneta polarizada, en la que viajaba con su hermana y el chofer, fue interceptada en Ciudad del Este por cuatro agentes del Departamento de Investigaciones de la Policía Nacional que investigaban un homicidio. Los fueros no autorizan a desconocer la ley.