En tiempos en que el catolicismo celebra el cónclave para elegir al Papa 266, resucitan historias sobre un lugar que durante años fue clave para el dominio del poder. Entre ellas, se encuentra el juicio al cadáver de un Papa… hecho por otro Papa.
Jorge Bergoglio, el primer Papa jesuita de la historia del catolicismo, es un sacerdote argentino de hábitos monacales que no duda en atacar al poder político, aunque paradójicamente su actuación en ese terreno le deparó el capítulo más amargo.
Uno de los momentos más íntimos del cónclave es cuando el elegido como papa se retira a la sacristía de la capilla Sixtina, llamada “de las lágrimas”, para meditar y vestir una de las tres sotanas blancas ya preparadas, antes de presentarse a los fieles.
Tras dos días de votaciones los 115 cardenales reunidos en el cónclave desde el martes, eligieron un día después un nuevo Sumo Pontífice. La chimenea de la Capilla Sixtina emitió humo blanco.
VATICANO. Durante siglos, la Iglesia católica contó con los muros de la Capilla Sixtina para mantener en secreto el proceso de elección de un nuevo Papa. Pero el Vaticano debe ahora vigilar a todo un arsenal electrónico ante los cardenales tuiteros.