En 2021, el consumo final de energéticos en el mercado paraguayo, publicitado inclusive desde los niveles más elevados del gobierno de nuestro país, como el ejemplo a seguir en materia de energía renovable, sigue dependiendo en un 82% de biomasa y de derivados el petróleo.
Con el objetivo de que las pequeñas y medianas empresas (pymes) adopten medidas de uso eficiente de biomasa, se presentó ayer la “Herramienta de cálculo de consumo energético de biomasa”.
Ya habíamos estudiado que las pirámides tróficas son formas gráficas de representar la energía o biomasa acumulada en un nivel trófico, o bien, el número de individuos que forman parte de él. Según el parámetro que se considere existen tres tipos de pirámides.
La oferta total de energía en nuestro país cayó 5,9% en 2020 respecto al 2019, informa el Viceministerio de Minas y Energía en el Balance Energético Nacional (BEN) que subió a su página web esta semana. En la vereda de enfrente, la del consumo final de energía, apunta que mermó 3,8%. El Producto Interno Bruto (PIB) del país en ese ejercicio tuvo una contracción del 0,6%, según el BCP.
Que el mayor productor del planeta de energía limpia y renovable, tal como acostumbran propagandizar hasta los jefes de turno del Estado paraguayo, inclusive en foros internacionales, registre en su esquema de uso final de energéticos apenas el 19% como territorio de la hidroelectricidad confirma el carácter contradictorio de nuestro presente.
El Programa Nacional de Certificación de Biomasa (PNCB) inició su implementación el 1 de julio último para establecer regímenes de certificación, control y promoción del uso de las bioenergías con el fin de garantizarla sostenibilidad de estos recursos energéticos renovables. Para el 2025, las industrias deberán utilizar el 100% de biomasa certificada.