“Latinoamérica tiene que preocuparse de sus problemas y ocuparse de sus problemas en la región sin tener que esperar ayudas de afuera”, considera el presidente de CAF, Sergio Díaz-Granados, sobre los conflictos bélicos en Europa y Medio Oriente y cómo esto afectará la financiación que urge en biodiversidad para hacer frente al cambio climático.
El Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe (CAF) presentó anoche su Reporte de Economía y Desarrollo (RED), un estudio anual que en este 2024 abordó la “transición energética justa” para los países latinoamericanos, desde la óptica del desarrollo sostenible. Aquí te contamos cuáles son los consejos y conclusiones que puede aplicar el Paraguay.
Paraguay y los demás países de Latinoamérica tienen potencial para la producción de energía “limpia, barata y estable”, sostiene el Banco de Desarrollo de América Latina y el Caribe - CAF. El organismo multilateral prevé presentar hoy su reporte de economía y desarrollo, que este año se denomina “Energías renovadas: Transición energética justa para el desarrollo sostenible”.
El Objetivo de Desarrollo Sostenible (ODS) número 9 de las Naciones Unidas estipula que la articulación entre el desarrollo industrial, la infraestructura y la innovación tiene la capacidad de promover el crecimiento económico, aumentar la productividad y multiplicar la creación de empleo en los diferentes países del mundo. Y plantea además que esa transformación debe ir de la mano de una industrialización que sea inclusiva y sostenible, con infraestructuras resilientes y una innovación accesible para todos que impacte de manera positiva en el medio ambiente.
En esta última entrega de los principales temas presentados y analizados durante el año 2023, se comparte otra arista abordada sobre la imperiosa necesidad de reformar la Caja Fiscal.
Tal como pasa con la sostenibilidad ambiental y el crecimiento económico, persiste una falsa dicotomía entre cultura y economía: se tiende a pensar que la cultura debe ser protegida de un enemigo, el mercado, y que el dinero que se use para eso debe darse por perdido. Como si Hollywood, el pop surcoreano, las series turcas o la industria multinacional de los videojuegos no fueran negocios culturales que mueven cada año millones de millones de dólares, y que involucran tanto innovación como antiguas formas culturales, tanto atractivo global como contenidos de raigambre local.