La Gesta Libertadora de 1989 no fue una empresa fácil. Los militares golpistas del 2 y 3 de Febrero tuvieron que morder sus preferencias políticas para aceptar a la oposición proscripta por el stronismo. En esta entrevista, el general retirado Regis Romero, uno de los cerebros del derrocamiento de Stroessner suelta algunas anécdotas y relata momentos difíciles de la transición de un Gobierno autoritario a otro democrático en un país cuya población desconocía la democracia y la libertad.
En 1989 un levantamiento militar derrocó al dictador y devolvió la democracia al Paraguay. Estos fueron los hechos que ocurrieron en la noche del 2 de febrero de ese año, cuando la Caballería sorprendió a Stroessner.
Si fracasaban, su destino era con seguridad un pelotón de fusilamiento. Ellos derrocaron la dictadura más antigua de América, de 35 años. En ningún acto oficial se los recuerda. El establishment los ignora. La influencia cultural del stronismo perdura y se conjuga con la postura de intelectuales que aborrecen a los militares. En esta entrevista, el general Regis Romero, uno de sus artífices, pide apenas el nombre de una plaza para el líder de la gesta libertadora, el general Andrés Rodríguez.
Una foto, un simple papel impreso, le habría costado la vida al periodista Santiago Leguizamón. No hablamos de cualquier material. Este mostraba al expresidente Andrés Rodríguez, junto con los narcos Pablo Escobar, de Colombia, y Fahd Yamil, de Brasil.