Dos hechos deplorables en un lugar sumamente importante para la memoria colectiva como lo es la Plaza de los Desaparecidos han ocurrido recientemente. Por un lado, la pieza artística “Tentáculos del poder”, de Ruth Flores, fue pisoteada adrede, y además, el sitio sufrió un repentino cambio de nombre a Plaza Navidad, para un evento organizado por la Oficina de la Primera Dama.
Como si no fuera suficientemente funesto reivindicar al dictador Alfredo Stroessner, cuyo nacimiento unos rancios nostálgicos recuerdan hoy como “fecha feliz”, pisoteando la memoria de muertos y desaparecidos, estos además intentan emular su nefastas formas, apeligrando la democracia.
Cuánto lo extrañamos, migeneralestrone, hoy, en su fecha feliz y en este tiempo en que los malos paraguayos y estos periodistas vendepatria, mercenarios de la pluma, legionarios de alma negra, atacan al partido sin piedad, insultan a sus prohombres y a sus promujeres y no nos dejan delinq… trabajar (digo bien) por la patria. Inspírenos, migeneral, para cerrar, como lo hizo usted, el pasquín de la calle Yegros.
Esta mañana, frente a la oficina 108 de la Cámara de Diputados, amaneció un bulto del tamaño de una persona envuelto en bolsa negra, rodeado de papeles que hacían recordar la nefasta dictadura de Alfredo Stroessner, cuyas prácticas -pese a haber pasado 35 años- siguen más frescas que nunca de la mano sobre todo del cartismo en el Gobierno. La iniciativa fue del diputado Raúl Benítez (independiente), repudiando al régimen y con un claro mensaje: “Fecha feliz nunca más”.
La Cámara de Diputados, entre sus 22 puntos del orden del día de su sesión ordinaria de la fecha, estableció como tercer punto el proyecto de ley “por el cual se establece la reglamentación para el diseño y uso del pabellón de la República, de los escudos nacionales y del sello nacional”, plantea restituir símbolos patrios utilizados durante el régimen dictatorial de Alfredo Stroessner.
La Cámara de Apelaciones confirmó, en mayoría, la condena a 30 años de cárcel para el comisario retirado Eusebio Torres Romero, de 88 años, por torturar a dos hermanos y la esposa de uno de ellos, en el año 1976, en la sede de Investigación de Delitos de la Policía de la Capital. Uno de los camaristas votó por reducir la pena a 15 años de prisión, como había solicitado la fiscalía en el juicio oral.