Tras la presión de la comisión “garrote” para auditar al grupo ABC, el contralor general de la República, Camilo Benítez, indicó que si la Comisión Bicameral de Investigación (CBI) requiere a la institución realizarían una fiscalización especial inmediata de los últimos 10 años para tratar de evaluar los criterios que la previsional ha tenido históricamente con los contratos de fideicomisos con varios bancos.
El jueves hemos recordado los 57 años del primer número de ABC Color en manos de los lectores, asombrados por la nueva tecnología en la prensa paraguaya. No solo se introdujo el color sino la nitidez fotográfica nunca antes apreciada en el Paraguay. Estas y otras innovaciones –el tamaño del diario, diagramación, tipografía, distribución, etc.- pronto ubicaron al periódico en la preferencia ciudadana. No fue fácil, desde luego. Mucho trabajo, preocupaciones e incertidumbres precedieron al éxito.
El pasado 8 de agosto ABC Color celebró 57 años, lo que incluye el tiempo que permaneció cerrado por la dictadura stronista. Muchas son las anécdotas que encierra su edificio y que son relatadas por quienes se encontraban primeramente detrás de una máquina de escribir y actualmente detrás de las computadoras o del micrófono amarillo.
El presidente del Congreso, Basilio “Bachi” Núñez, adelantó que dos colorados -de tres miembros que corresponde al Senado- serán parte de la comisión “garrote” para silenciar a ABC. Además, confirmó que irán contra el grupo Zuccolillo.
Tras destituir a la opositora Kattya González (PEN) y censurar a la sociedad civil con una ley anti-ONG, el cartismo dio otro paso en su plan dictatorial y ayer consumó su ataque a la libertad de prensa. Por 26 votos, el Senado aprobó la creación de una comisión “garrote” cuyo objetivo será silenciar a ABC y más adelante irá por el Grupo Zuccolillo. Esto en represalia a la línea editorial crítica que molesta a Horacio Cartes y aliados.
El 8 de agosto de 1967, nuestro diario salió a la luz con “fe en la Patria”: la sigue teniendo, pues confía en que la gran mayoría de los paraguayos comparte valores tales como la libertad, la honestidad y la justicia, a menudo amenazados desde el poder político. Clausurado por la dictadura de Alfredo Stroessner en 1984, reapareció cinco años más tarde para continuar bregando por esos bienes inmateriales, aunque enfade a los autoritarios y a los corruptos de viejo y nuevo cuño. No habrán de amilanarle las querellas ni las “comisiones garrote”, entre otros recursos a los que hoy se apela para sofocar denuncias inspiradas en el bien común, como ser la lucha contra el enriquecimiento ilícito en la función pública y el copamiento de las instituciones por las clientelas políticas, entre otras prácticas deleznables aún vigentes.