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Federico López es un joven de 21 años, residente en el barrio San Pedro Etapa IV de la ciudad de Encarnación, en Itapúa, que padeció osteosarcoma (cáncer de hueso), enfermedad por la que sufrió la amputación de su pierna derecha en septiembre de 2023. Posteriormente, enfrentó un rebrote de la afección a nivel pulmonar, lo que lo obligó a continuar con su tratamiento.
Actualmente, se encuentra bajo tratamiento paliativo desde diciembre de 2024, con una esperanza de vida estimada de hasta seis meses. Debido a las secuelas de la enfermedad, necesita oxígeno de forma permanente.
El joven reflexionó sobre el proceso vivido en su lucha contra esta enfermedad, que enfrentó durante varios años. Lamentó ser el último de sus conocidos con este tipo de cáncer que aún sigue con vida.
Explicó que todos habrían atravesado el mismo proceso: detección, quimioterapia, amputación, rebrote a nivel pulmonar, quimioterapia y, finalmente, tratamiento paliativo.
“Las quimioterapias son un tratamiento que no es para curarte, sino para darte un tiempo de vida. Los jóvenes que pasaron por lo mismo que yo primero hicieron quimioterapia, después la amputación, luego más quimioterapia, luego la metástasis pulmonar. Te operan, te extirpan todo o, si no, te dejan algunos nódulos. Pero no importa cómo sea, de igual manera vas a terminar usando oxígeno”, expresó.
Recordó, además, que durante su estadía en el Instituto Nacional del Cáncer (Incan), “veía a otros chicos que estaban en mejor estado de salud que yo. Me contaban sus sueños y, de repente, nos enterábamos de que habían muerto”, sostuvo.
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Algo tiene que cambiar
Muchas son las necesidades que enfrenta una persona con escasos recursos económicos en su lucha contra el cáncer. No solo debe lidiar con la falta de dinero para costear el pasaje para una consulta o buscar un medicamento, sino también con la propia agonía de la enfermedad, así como las larguísimas esperas para acceder a un turno o realizarse un estudio.
Estimó que llegar a su diagnóstico le tomó cerca de dos meses, entre los pedidos de estudios y la espera para conseguir un turno para la biopsia en el Hospital Regional de Encarnación (HRE). “Quizá con una detección más temprana, el resultado pudo haber sido otro”, reflexionó.
Hubo momentos en los que incluso le faltaron medicamentos porque no había en stock. Recordó que llegó a estar hasta dos semanas sin ellos y que, debido a esto, le tuvieron que cambiar el esquema de tratamiento.
“Nadie quiere decir nada, todos temen, pero en mi caso, ya no tengo nada que perder”, afirmó. También agregó: “Esto no es siquiera por mí, para mí ya no tiene sentido, algo debe cambiar para aquellos que empezarán su proceso con el cáncer”.
Lo único que reiteró a las autoridades fue: “Que no falten los medicamentos para las personas con cáncer”.
Lo que más le dolió fue que el sufrimiento detrás de esta lucha resultó prácticamente en vano. Dijo: “Después de seguir al pie de la letra todo el tratamiento, sin temor, comiendo bien, no faltando a ninguna quimioterapia ni dudando en someterme a ninguna cirugía, ahora tengo que tomar la decisión de si suicidarme o morir en un hospital rodeado de máquinas; y no quiero”.
“Ahora me siento aliviado de poder decir todo lo que tenía dentro y contenido”, confesó. También admitió que hay médicos que se enojan cuando los pacientes hacen públicas las deficiencias del sistema público. Por su parte, animó especialmente a los jóvenes a que puedan expresar sin miedo todo lo que debería mejorarse en la atención a los pacientes con cáncer.
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Cáncer en Paraguay
El osteosarcoma es un tipo de cáncer de hueso, considerado muy agresivo, que se origina en las células óseas. Es el cáncer de hueso más común en niños, adolescentes y adultos jóvenes. Se produce cuando las células óseas crecen sin control y pueden extenderse a otras partes del cuerpo.
Los datos de la Dirección de Información Estratégica de Salud Pública detallan que entre el 2020, 2021 y 2022, en Paraguay fallecieron 1.461 personas a causa de tumores malignos de los bronquios y del pulmón, siendo esta la primera causa de muerte por cáncer en el país. Le siguen el cáncer de mama en segundo lugar, el cáncer colorrectal con 1.267 muertes en tercer lugar y, el cáncer de próstata con 1.259 defunciones, en cuarto lugar.
El cáncer de cuello uterino con 1.086 muertes es la siguiente en la lista, seguido del cáncer del tejido linfático, de los órganos hematopoyéticos y de tejidos afines con 1.057 decesos y, el cáncer de estómago con 692 defunciones durante los tres años citados.
El cáncer de las vías urinarias con 371 muertes, el cáncer de esófago con 367 defunciones, el cáncer de útero con 334 óbitos y, el cáncer de piel con 336 decesos durante los tres años mencionados, completan la lista.
El informe de la Dirección de Información Estratégica menciona también -pero sin mayores detalles- las muertes causadas por el resto de tumores malignos, que suman 1.323 muertes en 2020; 1.338 defunciones en 2021 y, 792 decesos en 2022. El total es de 3.453 muertes por otros tipos de cáncer no especificados.