Lucha antidrogas solo beneficia a quienes detentan el poder, según productor de aceite de cannabis

La política antidrogas solo beneficia a los detentadores del poder, afirma en esta entrevista el productor de aceite de cannabis, Edgar Martínez Sacoman, quien estuvo seis años preso siendo inocente de la acusación de narcotráfico. La actual crisis entre Senad y DEA, en su opinión, es para desviar la atención. Cree que hay una puja por más poder y maniobrabilidad en una supuesta lucha antidrogas que arroja pingues ganancias.

El productor de aceite de cannabis, Edgar Martínez Sacoman, cuestionó el combate contra las drogas en Paraguay.
El productor de aceite de cannabis, Edgar Martínez Sacoman, cuestionó el combate contra las drogas en Paraguay.Gentileza

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- ¿Cuánto tiempo estuvo preso por fabricar aceite de marihuana?

- Estuve cinco años, nueve meses y 21 días preso, casi seis años, preso primero en la penitenciaría y después en la casa. Yo fui un preso político.

-¿Preso político?

- Yo fui un preso político porque me detuvieron por hacer aceite de una flor que cura a la gente y estaba molestando a algunas personas del poder, por lo visto.

- ¿Acusado de narcotraficante?

- No, “tenencia de estupefaciente sin autorización”. Ese fue el cargo. En ningún momento se habló de narcotráfico. Era una cantidad mínima, 30 ml de aceite de cannabis y un puñadito de flores sumergido en agua que tenía en mi casa (de Ciudad del Este).

- ¿Cuánto tiempo estuvo involucrado en ese pleito? ¿Cómo terminó su caso?

- De una sanción penal se remitió a una cuestión administrativa. Ya no me pueden más llevar preso. Lo máximo que pueden hacer es decomisar mis productos.

- “Por 30 ml de cannabis en la casa”, en un país donde dicen que hay más plantas de marihuana que mandioca…

- La diferencia con Uruguay es que allá se puede cultivar hasta en la casa. Acá también se podría con permisos especiales. En la Plaza Italia, cada sábado hay ferias. El otro día hicieron acá en Hernandarias. Se vende libremente la medicina con permiso municipal. La sociedad civil poco a poco se va documentando y reclama su derecho porque no se espera mucho de lo que hagan a su favor los políticos y las autoridades. Ellos más bien son muy permisivos con los grandes monopolios y oligopolios, los grandes importadores. A Ciudad del Este llegan grandes aviones cargados con toneladas de marihuana elaborada procedentes de Estados Unidos: vapeadores, galletitas, caramelos, pomadas. Los shoppings están llenos de esos productos derivados. Todo va a Brasil. Los propios fiscales que encaminaron mi condena, los que me perseguían, ni revisan esas mercaderías, más bien ponen celo para que circule. A mí, por un aceitito que encontraron en un allanamiento en mi casa, me tuvieron seis años preso.

- ¿Cuál es su edad?

- Ahora tengo 47.

-¿Alguna entidad de derechos humanos se interesó en su caso?

- No, ni Codehupy (Comisión de Derechos Humanos del Paraguay) ni ninguna organización civil del Paraguay. Tuve que soportar todo solo salvo el apoyo internacional que tuve y el apoyo de la opinión pública.

- ¿Quién lo persiguió específicamente?

-El fiscal del caso, Elvio Aguilera Vázquez. Quería una condena de 5 a 15 años. Todos los fiscales están en lo mismo. Tienen premios, zoquetes… Con mi abogado Guillermo Ferreiro, al salir inocente, lo denuncié a Aguilera Vázquez ante el Jurado de Enjuiciamiento de Magistrados. El tipo volvió a apelar. En la Cámara la sentencia quedó firme. Pasó a la Corte y el fiscal volvió a apelar. Es el mismo fiscal que libera las cargas que vienen de los Estados Unidos y que se venden libremente. A mí me persiguió mientras apadrinaba a los peces gordos. Me condenaron el mismo día que se promulgó la ley de Cannabis. Después me llevaron a otro juicio oral. No admitieron mis pruebas ni mis testigos. Fue un proceso ridículo. Al día siguiente del decreto presidencial del cáñamo, otro monopolio, me condenaron a cinco años. Salí de la cárcel con la ropa que tenía por el cuerpo. Así comencé a batallar de nuevo.

- ¿Qué significa batallar de nuevo?

- Lo que hago es una tarea que le compete al propio Estado que no está cumpliendo. Es preparar medicina de una planta que crece como cualquier otra y que tiene un gran poder de curación. Usted ve todos los días en la tele la necesidad tremenda que hay en los hospitales. Los pacientes oncológicos son los que más sufren. La cannabis es un súper anticancerígeno. Yo mismo soy testigo de la mejora que experimentan algunas personas. Hay un tratamiento muy bueno para los afectados por colon, por ejemplo. La mayor parte de los que recurren a nosotros es gente pobre que no tiene ni para su pasaje para ir al hospital. Muchos están en estado terminal.

- ¿Qué hace con ellos?

- ¿Quién se puede negar a darle una mejor calidad de vida, o en ese caso una mejor calidad de muerte? A los niños autistas de 4, 5, 6 años, con esta medicina, pueden volver a la vida normal. Pueden ir a la escuela o consiguen hablar como nunca. La solución no es más que una flor y una planta que crece como la mandioca y no es más que el remedio yuyo que se vende en el mercado.

- Pero está prohibido…

- Tiene un sistema (endocannabinoide), receptores que ayudan a regular las principales funciones del cuerpo. Regula el sueño, el apetito, el sistema inmunológico central. Es un neuroprotector. Ayuda para muchísimas cosas. Es todo un sistema de salud metido en un frasquito. Entonces, de ahí digo yo que se persigue a los que hacemos el aceite, porque lo hacemos accesible a la gente necesitada. En Uruguay se dieron cuenta. Por eso liberaron. Aquí no se puede. Es un artículo de lujo. El precio en la farmacia es inaccesible para cualquiera. Entonces, creyeron que le pateamos la olla. La reacción fue violenta como la que sufrí yo.

-Se reprime el narcotráfico…

-El narcotráfico está prohibido, pero en realidad circula libremente porque es un pingue negocio, apadrinado por las autoridades: fiscales, jueces, policías y demás. En mi caso, yo no hice ni hago narcotráfico. No hago lavado de dinero. No estoy en el crimen organizado pero todos los ciudadanos se enteran que ellos están hasta en el Congreso.

- Usted fue uno de los primeros que destiló el aceite de marihuana…

- Soy pionero en esto. Pude sobrevivir. La sentencia de mi caso es muy contundente, muy clara: de una cuestión penal pasó a ser administrativa. Me buscaron con lupa mis conexiones con el narcotráfico, el crimen organizado y no me encontraron nada. Estoy preparando con mi abogado (Guillermo Ferreiro) un pedido de resarcimiento al Estado por los daños y perjuicios que me causaron, porque fui absuelto de culpa y pena. Me acusaron de un delito que no cometí. Tanto tiempo en prisión casi me quitó la vista. Mientras tanto, los laboratorios y todas las multinacionales asentadas en el país se forraron de guita.

- ¿La falta administrativa que le endilgaron le valió alguna multa o castigo?

- No, nada. Salí inocente. No cometí ningún delito, ninguna falta, ningún crimen. El Estado ahora me debe.

-¿Cómo se desenvuelve? ¿Siguen vigilando sus movimientos? ¿Puede circular libremente?

-No, no… Una vez me encontré con un contingente de la Senad y de la Policía de Investigaciones allá en el norte donde están los grandes productores de marihuana. Eran las 10 de la noche. Me preguntaron qué hacía ahí. “Estoy trabajando con marihuana. Estoy haciendo aceite de cannabis”, les dije. Me pidieron después si no tenía para regalarles. Lo que hago, hago públicamente. Ellos me conocen muy bien. Ahora estoy detrás de una asociación de cannabis abierta en la que se pueda involucrar cualquier ciudadano de este país.

- ¿Qué dice la ley?

- La ley dice que si vas a abrirte como empresa, tenés que tener un laboratorio. Eso cuesta millones de dólares. Entonces, una asociación civil que se interese en las personas, que involucre a pacientes, investigadores, botánicos, biólogos, profesionales del área, es una buena salida. Tenemos mucha gente amiga ya en Argentina, Brasil, comunidades científicas que estudian, investigan, intercambian conocimientos. Es una cuestión humanitaria. No debe estar primero el interés económico como es ahora.. Paraguay no tiene una legislación de plantas medicinales siendo el país de las plantas medicinales.

- ¿Y usted ya puede producir los productos por los cuales le metieron preso?

- Exigen que uno tenga un laboratorio formal con permiso para importar. Creo que hay una docena de empresas que ya tienen permiso. Son todas multinacionales con mucho dinero. Para una persona común y corriente es como un imposible, a pesar de la Constitución y la ley.

- En estos días hay una polémica por la decisión de la Senad de cortar la colaboración de la DEA de Estados Unidos para la represión del narcotráfico. ¿Tiene una opinión?

- Para mí es un juego, una puja de intereses para darle más poder. La pregunta que hay que hacer es ¿qué aportó la Senad, qué aportó la DEA en la lucha contra el narcotráfico? Las estadísticas no mienten. Aumenta el narcotráfico y aumenta la cantidad de marginales en la cárcel, pocos o ningún capo está preso.

- O están en el Congreso.

- Sí. Si están presos, no tienen condena o se van a su casa. Yo estuve seis años preso, por nada. Lo que se ve en el terreno es que la política de persecución y de represión solo lleva a los indígenas, campesinos y gente pobre de los asentamientos a la cárcel. La inversión que hace la DEA o la Senad solo llena las cárceles de las propias víctimas. Una política sensata debe ser encontrar una salida de las garras del narcotráfico: políticas de educación, salud, reforma agraria. Yo por ejemplo tengo un cultivo conjunto con comunidades indígenas y campesinas para fabricar los aceites. Estamos enfocados en mejorar la calidad de vida de la gente, algo que es una obligación de los funcionarios del Estado. Para eso se les paga. Estoy hablando como un ciudadano común. El pleito entre Senad y DEA como le dije, solo ha llevado a la cárcel a las víctimas del narcotráfico. Los poderosos siguen exactamente en lo mismo.

- ¿Qué debe decir la ley para que la marihuana sea utilizada como cualquier otra planta?

- Tiene que liberarse, despenalizarse como el opio o muchísimas otras plantas. Imagínese, ¿para usted sería lógico que prohíban la caña de azúcar porque hay gente que muere de cirrosis? ¿Por qué un vecino no puede cultivar una planta en el fondo de su casa para fines medicinales, para hacerse un té, un jarabe, una pomada? ¿Por qué venden como artículo de lujo? ¿Qué solución puede tener mandarle a la cárcel, antro de venta, consumo y distribución de drogas? Si estas instituciones hacen bien su tarea, las drogas no van a llegar a manos de los adictos. Yo pregunto: ¿Por qué los adictos, los chespis están hoy en cada barrio, hasta en los pueblos? Están por todas partes. ¿A quién beneficia la política antidrogas? Pregunto.

- Los chespis: una plaga inatajable…

- Están todos complicados: Policía, Ministerio Público, padrinos políticos, empresarios conectados con ellos. ¿Cómo van a patear contra su olla?. No pueden contra sus patrones: los peces gordos del narcotráfico.

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