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–La gente no entiende lo que es el grado de inversión, el grado al que llegó el país. ¿Qué es?
–En finanzas, el grado de inversión se considera que el riesgo de default o el riesgo de no pago de un crédito emitido a través de un bono o alguna nota financiera es muy bajo. Todo lo que está por debajo del grado de inversión en general está considerado de nivel especulativo y que ese nivel especulativo implica que hay un riesgo más elevado de no pago de las deudas. En general, hablamos del grado de inversión cuando te califican con un BBB por parte de Standard & Poor’s o de Fitch, y Baa en el caso de Moody’s. En general, cuando hablamos del grado de inversión, alrededor del 90% de los fondos que operan en el mundo lo hacen solamente con bonos grado de inversión. Y eso significa que cuando no tenés grado de inversión, no tenés acceso a un montón de fondos que ni siquiera evalúan la posibilidad de comprarte. Muchos de estos fondos, para poder considerar que eso es grado de inversión, necesitan que por lo menos dos de estas calificadoras te califiquen por encima del grado de inversión.
–¿Por qué puede peligrar el grado de inversión si es tan reciente esa calificación internacional?
–El grado de inversión siempre está en evaluación, siempre está en riesgo, si se puede llamar de alguna manera. No es algo que está grabado en piedra, siempre hay que cuidarlo, siempre hay que mantener ciertas condiciones. En general, cuando una empresa calificadora te dice que te está dando una nota determinada, te dice cuáles son las condiciones bajo las cuales te podría subir o bajar esa nota en un caso determinado.
–¿Una decisión política, como el apriete a las ONG por el Gobierno, puede influir para sacarle al país el grado de inversión?
–En el caso puntual de Paraguay, nosotros siempre tenemos problemas a nivel de gobernanza, como ellos lo llaman, o a nivel institucional. En este caso concreto de Fitch, que es lo último que acaba de salir, se refiere puntualmente al impacto que pueda tener la ley de ONG sobre el tema de la libertad de expresión fundamentalmente y lo expresan muy puntualmente. Normalmente hablan de manera más genérica, pero ahora se refieren muy específicamente a este tema.
–¿Qué medidas del Gobierno se analizan para que se produzca un retroceso?
–Yo creo que nosotros venimos con problemas a nivel de resoluciones y de normativas hace ya un tiempo importante. Lo último que se vio este año es por ejemplo el caso de la expulsión del Parlamento de Kattya González (exsenadora), lo del des-desafuero que se hizo en un momento dado, las imputaciones a los ministros del anterior presidente de la República Mario Abdo Benítez y ahora últimamente esta ley de ONG. Son los problemas que son más importantes, pero nosotros venimos con una debilidad institucional histórica en temas vinculados sobre todo al Poder Judicial, que juega un papel muy importante para estas agencias.
Cuando ese árbitro que debe dirimir en caso de conflicto entre partes, sobre todo a nivel financiero y de inversiones, es considerado no neutral, es cuando las cosas se vuelven complicadas. Y como muestra vale un botón. Nosotros, cuando operamos con bonos soberanos, operamos sobre legislación americana, del Estado de Nueva York en particular. Las tasas de interés que pagamos son mucho más elevadas cuando operamos por ejemplo sobre la Ley nacional 5074 o ley de llave en mano. Y eso sucede por esa percepción de riesgo que se tiene.
–¿Por qué no vienen las inversiones si los números de la economía del país son satisfactorios para estas agencias calificadoras?
–Bueno, algunas inversiones vienen, algunas inversiones están saliendo, pero hay otras que también vienen y se dan la vuelta. El hecho de que nosotros tengamos buenos números macroeconómicos no quiere decir que nuestra situación en el terreno sea la mejor. Nosotros hacemos alarde, por ejemplo, de mucha disponibilidad eléctrica pero llegado el momento de la verdad, depende de dónde te instales para tener o no esa disponibilidad eléctrica. Nosotros hablamos de que tenemos mano de obra abundante, pero en realidad la calidad de nuestra mano de obra en algunos aspectos deja mucho que desear y no sirve para encarar proyectos de altos niveles de productividad. Entonces, eso hace que mucha gente venga, mire y se vaya de vuelta. Creo que uno de los problemas que tenemos es retención de inversiones en muchos sectores.
–¿El país tiene mala fama?
–Yo no creo que Paraguay tenga mala fama. Creo que Paraguay tiene poca fama. Tenemos tal vez mala fama más bien en la región, por más que ha mejorado nuestra fama en Brasil y Argentina y en el entorno en general. Pero creo que en realidad somos todavía un país muy desconocido en muchas áreas. El problema es que cada vez que hacemos estas tonterías como esta ley de ONG, por ejemplo, lo que estamos haciendo es, en realidad, construir una mala fama que no hubiéramos tenido si no tomáramos ese tipo de medidas.
–¿Se tienen en cuenta en el exterior las desprolijidades del régimen político?
–Creo que, de una buena vez, los paraguayos debemos despertarnos y entender que vivimos en un mundo en el cual estamos bajo escrutinio permanente. Es demasiado fácil observar las condiciones de un país y la conducta de los gobernantes. No hace falta siquiera que el interesado esté en el país. Los inversionistas quieren estar seguros en qué tipo de país van a meter su dinero.
Tenemos acceso a internet, redes sociales, se pueden leer todos los diarios, escuchar las radios, ver todos los canales de televisión, hay podcasts... Se dan todas las condiciones que hacen falta para el escrutinio del país al detalle. Creo que estas empresas que tienen profesionales que se dedican a hacer esto lo están haciendo y, en general, estos reportes lo leen aquellos que tienen su dinero invertido, para lo cual tienen que ir mirando en forma corriente este tipo de informes. Por tanto, tengamos en cuenta que en Paraguay no vivimos en un termo sino en un mundo que nos está mirando permanentemente.
–¿La economía está bien o se deterioró? ¿Estuvo mejor en el Gobierno anterior?
–Yo creo que la economía está bien pero creo que estuvo mejor.
–¿Está en riesgo?
–Nosotros tuvimos un impulso muy fuerte en los años 2002, 2003 hasta el año 2014, generado sobre todo por lo que se llamó el superciclo de commodities, precios altos en soja, maíz, trigo, etc., carne, que son productos que nosotros producimos. Estos precios no están en los mismos niveles que estaban en esa época y se ha reducido su impulso, se ha ralentizado en cierta medida. Creo que hay otros temas que son importantes.
Nosotros somos una economía pequeña donde las inversiones relativamente importantes causan un impacto muy grande. El caso de Paracel (fábrica de papel celulosa en Concepción), por ejemplo, con una inversión de alrededor de 5.000 millones de dólares en una economía de 40.000 millones, es un montón de dinero y va a generar impacto y va a generar crecimiento.
Creo que muchas más de ese tipo de empresas podrían asentarse si es que en Paraguay empezamos a tomar medidas que ayuden a potenciar y mejorar la situación en que estamos. Por ejemplo, hoy tenemos que empezar a pensar seriamente cómo resolvemos el problema de la caja fiscal, un problema que no se está tratando y que es realmente el que está generando un déficit importante y podría afectar los resultados macroeconómicos sobre los cuales nos felicitan en las calificaciones. Creo que medidas como la ley contra las ONG ni siquiera deberíamos estar discutiendo. Son cuestiones vinculadas claramente a venganzas políticas en vez de centrarnos en el desarrollo de un entorno más positivo.
–¿Es real esa percepción de que desde el Gobierno opera una máquina de robar que se antepone a los intereses de la ciudadanía?
–Es un tema trascendental. Creo que en general, en paralelo con este avance del crimen organizado, tenemos una corrupción que es endémica en muchas áreas del Estado. El crimen organizado es una preocupación que está creciendo de manera importante y está empezando a afectar a nuestra población. Creo que en Paraguay se está desarrollando, por ejemplo, un cierto nivel de procesamiento de cocaína. El chespi está afectando a nuestra población joven de manera importante.
–¿Qué le pone tan nervioso al presidente Santiago Peña?
–Yo creo que el Presidente está atrapado entre dos fuegos, por un lado las exigencias propias del cargo y por otro lado las respuestas que tiene que dar a su grupo político. Eso es lo que le pone nervioso y el hecho de que obviamente lo estén vinculando a estos temas de los fondos del Estado que van a parar a bancos privados donde él tiene acciones.
Esto suena a un retroceso a los años 90 cuando esto ocurría a menudo y cuando veíamos que los bancos con problemas recibían mucho dinero del Estado para después ver que ese dinero se perdía. Y creo que cuando lo vinculan, le pone muy nervioso y quiere seguramente hacer explotar la bomba en otra parte. A mí me parece que esta no debería ser la actitud de un jefe de Estado.
La actitud debería ser evaluar el tema a profundidad y tomar acciones para ver si realmente se están enviando capitales de manera direccionada hacia bancos “amigos” y tomar las medidas correctivas correspondientes en forma inmediata.