Esta mayoría ficticia cree que puede destrozar la República, afirma el diputado Raúl Benítez

Con 31 años, el diputado opositor Raúl Benítez (independiente, ex PEN) es “una piedra en el zapato” del oficialismo. No duda en retratar a los integrantes de la comisión “garrote” como la avanzada de un plan autoritario en ciernes que busca aprisionar primero a la sociedad civil y finalmente a la prensa crítica. Cuestiona con dureza al presidente Santiago Peña por su postura ambigua.

Raúl Benítez (ExPEN), diputado opositor.
Raúl Benítez (ExPEN), diputado opositor.Hugo Ruiz Olazar

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- ¿Cuántos años tenés Raúl Benítez? ¿Cómo comenzó su carrera política?

- Tengo 31. La militancia empecé en la Facultad, en el gremio estudiantil. Estuve en la lucha en “UNA no te calles”. Fui presidente del Centro de Estudiantes de Ingeniería en 2018...

- ¿Ingeniero?

-Sí. Soy ingeniero electromecánico. Enseñé un tiempo, trabajé en el sector privado y estoy como diputado desde este período. Llegamos con un equipo de compañeros muy jóvenes, algunos en la facultad todavía, en una construcción con apoyo de Kattya González (senadora expulsada por el cartismo en febrero pasado). Nuestra presencia en la política no es accidental. Queremos ser una alternativa de poder al Partido Colorado, (que posee) un modelo vertical, prebendario que no compartimos. Somos conscientes que el desafío hoy de la oposición está en encontrar la identidad.

- ¿Cómo puede prender la oposición?

- El objetivo no debe ser solo juntarnos en una bolsa con todos nuestros votos, ganar y se acabó. La pregunta es: ¿Qué modelo de país queremos? ¿Qué queremos hacer en educación, en salud, qué hacer con el IPS, el sistema de jubilaciones, con los diferentes temas de interés? Es lo que nos debe aglutinar a todas las personas interesadas en este modelo.

- Justo le tocó entrar a un Congreso donde por primera vez la oposición es absoluta minoría...

- Me tocó un escenario difícil. Son medio extraños los designios del destino. Cuando estuvimos en el movimiento “UNA no te calles” (que terminó con la destitución del rector Froilán Peralta) crecimos en un entorno de resistencia, por decirlo de una forma. Teníamos toda la estructura de la Universidad en contra pero hicimos cuerpo y pudimos resistir y conseguir las reivindicaciones que reclamamos, o sea, llegamos al Parlamento con un poquito de entrenamiento, con la piel curtida para resistir a esta mayoría que es abusiva, que no respeta los tiempos, las minorías, que no respeta prácticamente nada y pisotea la institucionalidad.

- ¿Por qué fracasó la oposición? ¿Quién fue el culpable de la derrota, Efraín, Blas Llano, Lugo, Cubas?

- Admito que esta mi primera presencia en la Cámara de Diputados es dura, intensa, complicada y me parece que poner nombres de culpables es hacer un análisis bastante simplista. Yo creo firmemente que todos tenemos una cuota de responsabilidad en ese fracaso. Estoy además convencido que no podemos ofrecer una alternativa réplica del Partido Colorado que solo se limita a los cargos públicos. Tenemos que ofrecer un elemento diferencial mayor que no pasa por los nombres ni por el color. Pasa por el país que queremos en materia de salud, de educación, de combate a la pobreza, de brindar seguridad con un proyecto político serio.

- Lo inobjetable que dicta la democracia es que el Partido Colorado ganó por una mayoría que lo habilita a no consultarle a nadie...

- Es cierto que el Partido Colorado ganó, principalmente el cartismo y hoy está gobernando pero disiento que fue votado por una mayoría absoluta. Fue votado por una minoría. La mayoría es la que perdió. La diferencia es que la oposición se presentó dividida. Eso es lo que la gente tiene que entender. Ellos quieren hacer creer que les votó la mayoría y que eso les habilita a cometer todo tipo de atropellos. Deciden lo que se les canta sin importar lo que pasa con la mayoría del país. No. Lo que consiguieron es la mayoría en el Congreso. La mayoría no les da licencia para matar, para perseguir, para pisar la Constitución. Esta mayoría ficticia cree que tiene licencia para destrozar la República. Ahí le tenemos a (intendente imputado de Asunción, el cartista) “Nenecho” Rodríguez que gráfica muy bien cuál es la lógica del cartismo: Que lo público se vuelve propiedad de ellos, que las instituciones les pertenecen.

- La oposición bautizó de tránsfugas a los que se pasaron al oficialismo. ¿Se vendieron todos o algunos se pasaron porque la oposición está destartalada?

-Lo que hemos visto es a un grupo de tránsfugas que se pasaron por intereses personales, mezquinando tal vez sus negocios, cuestiones u otros problemas en sus vidas o en sus movimientos privados. Estos oportunistas nunca debieron integrar una lista de la oposición. No son más que vulgares mercenarios, varios de ellos capaces de ponerse a la vanguardia de los que persiguen a sus propios colegas parlamentarios y a la sociedad civil.

- Siempre suena el senador Dionisio Amarilla como el más notorio...

- Claro. Es el más claro ejemplo del tránsfuga. Entra por el Partido Liberal Radical Auténtico, pero se presenta como más cartista que los propios cartistas. Es presidente de la comisión “garrote”. Es vicepresidente de la comisión que analiza ahora el informe de Contraloría. Fue fiscal acusador en el caso Kattya González, un mercenario de primera...

Diputado Raúl Benítez
El diputado opositor se convirtió en una "piedra en el zapato del Congreso oficialista".

- ¿Usted tuvo un roce con Dionisio esta semana?

- Sí, lo que ocurrió fue lo siguiente. Conformamos la Comisión Bicameral para estudiar el análisis del informe de Contraloría General que tiene consideraciones respecto a la gestión de los ministerios, prácticamente todos los ministerios del Poder Ejecutivo, con observaciones, etc. Entonces lo que hacemos es analizar ese informe con diputados y senadores. Lo que yo pedí fue que conste en acta que las autoridades de la comisión estaba conformada en un 100% por los cartistas. Es lógico que es un absurdo conformar una comisión de partidarios del Gobierno para controlar al Gobierno. Al terminar la sesión, en su estilo bravucón, Amarilla se me acercó y me dijo que cuide mi vocabulario “catiesco”, que cuide mi boca porque él conmigo no se iba a tirar para atrás y que iba a arremeter para adelante. Yo le pregunté si me estaba amenazando...

- Hoy es presidente de la comisión anti ONG...

-Es una pieza de este grupo que busca cerrar el círculo de poder detrás de las dos cámaras del Congreso, el Ejecutivo, el Consejo de la Magistratura, el Jurado de Enjuiciamiento, y apagar las voces disidentes de la sociedad civil. La misión de esta comisión y la “ley garrote” es avanzar contra el resto de los opositores. Dentro de las organizaciones de la sociedad civil existen personas que están desenmascarando la corrupción y las falencias de la gestión gubernamental. El siguiente plan es acallar a la prensa partiendo de sanciones financieras...

- La comisión hizo comparecer esta semana a tres fiscales que investigan a los bancos. En realidad van contra un solo banco.

- La consigna es el apriete para conseguir imputaciones a la medida contra los declarados enemigos. El plan está clarísimo. Nosotros pedimos la derogación de la comisión “garrote” porque entendemos que está cometiendo aprietes abiertamente a plena luz del día como el pedido de imputación a un banco que hizo (el senador cartista, Gustavo) Leite a los fiscales, como están haciendo a las cabezas de otras instituciones.

-Pero qué contraste. El Presidente fue a la asamblea de la Sociedad Interamericana de Prensa y firmó la Declaración de Chapultepec, que es como la Declaración Universal de los Derechos Humanos, de compromiso con la libertad de prensa. Es un contraste con todas las críticas que recibe.

- La cuestión es: ¿A cuál Santiago Peña le creemos? Peña hoy es un marquetinero (experto en márketing), un simple gerente del cartismo en el exterior. Es un lobista internacional. Entonces va y firma lo que sea para agradar y convencer a la gente de afuera mientras que acá sus jefes siguen con el apriete. La agenda está en manos de (Horacio) Cartes y los que manejan el Congreso. Cualquier senador o diputado alineado, hasta Dionisio Amarilla tiene más peso que Peña. Un senador (por Leite) lo retrató al definirlo como lo hizo. Desgraciadamente para los habitantes de este país, Peña tiene cero peso como Presidente de la República.

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