Cargando...
Horacio Cartes, presidente del Partido Colorado, encabezó el acto oficial de conmemoración por el aniversario 137 de su fundación frente al Panteón Nacional de los Héroes y se acordó de la disidencia.
En medio de un largo discurso en el que intentó realizar un resumen de la historia del partido y en el que enfatizó su importancia como soporte del Gobierno, Cartes lanzó un duro mensaje al sector interno encabezado por Mario Abdo Benítez.
Esta no es la primera vez en la que Cartes se refiere a la división interna del partido. A mediados de julio pasado, antes de la reaparición de Abdo Benítez a la política, había afirmado que se acabaron los movimientos internos dentro de la ANR.
Lea más: ANR celebra hoy 137 años con festejos por separado
Horacio Cartes: disidencia sí, pero “traición” al partido no
Horacio Cartes dejó para el final de su discurso su mensaje central. “Voy a seguir propiciando la unidad del Partido. Entiendo que sí puede y debe existir disidencia, en el pensamiento y en el debate y hasta hace bien, pero traición al partido no”, aseguró.
Hurrero interrumpió a Cartes: “Caballero debe estar revolcándose en su tumba...”
En una parte de su largo discurso, Horacio Cartes fue interrumpido abruptamente por un personaje folclórico colorado, un “hurrero”, que aprovechó un silencio del titular del partido para lanzar su proclama.
Lo particular del caso fue la frase que escogió el hombre para empezar su discurso, algo que generó una evidente molestia en el rostro de Cartes, que tardó unos segundos en cambiar y disimular su enojo.
“El general Bernardino Caballero estará revolcándose en su tumba”, inició diciendo. “Revolcándose, pero de felicidad”, aclaró, para pasar a las habituales loas al líder colorado.
Lea más: Critican “serenata” colorada en plena sesión del Senado
Volvió a ensalzar figura de Stroessner
En su intento por hacer un repaso por la historia del coloradismo, partido al que se afilió apenas un año antes de candidatarse a la Presidencia de la República, Cartes volvió a aprovechar para ensalzar la figura del dictador Alfredo Stroessner, haciendo alarde de sus obras, pero sin mencionar el costo de una feroz tiranía que violó los derechos humanos de los paraguayos y en particular de muchos colorados.