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Al cumplirse mañana el primer año del periodo legislativo actual, destacamos uno de los puntos más negativos de la gestión del Senado. El 14 de febrero pasado los senadores cartistas y aliados opositores expulsaron sin argumentos jurídicos válidos a la senadora opositora Kattya González (PEN). Hace un par de semanas la Fiscalía concluyó en un dictamen que su salida fue inconstitucional y la decisión está en manos de la Sala Constitucional de la Corte.
Un día antes de la sentencia, en busca de frenar el atraco cartista y de sus aliados, el cardenal Mons. Adalberto Martínez y el embajador de EE.UU., Marc Ostfield, pidieron respetar la voluntad popular y algunos colorados plantearon que solo se le suspenda por 30 días.
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Tras la salida de Kattya, el Directorio del PLRA llamó a una sesión extra de urgencia y allí resolvió por pedido del senador Líder Amarilla (PLRA) expulsar a los senadores que apoyaron el plan cartista desoyendo la decisión azul: Dionisio Amarilla, Noelia Cabrera, Hermelinda Alvarenga y Édgar López. El 3 de marzo la convención liberal concretó la expulsión de los cuatro legisladores.
Los 23 senadores cartistas y aliados de los 45 parlamentarios estaban decididos a consumar la orden del expresidente y titular de la ANR, Horacio Cartes, y del Comando de Honor Colorado para destituir a la exsenadora.
Modificaron reglamento
Para ejecutar la expulsión de Kattya, el Senado en una sesión exprés derogó su propio reglamento interno y aprobó que por mayoría simple de votos se le pueda expulsar a un miembro. Lo curioso es que en diciembre de 2023 habían elevado a 30 votos para protegerle al imputado por supuesto título universitario falso Hernán David Rivas.
Tampoco dieron el derecho a la defensa a González. Solo antes de ser expulsada, Kattya utilizó los últimos minutos que le quedaban como parlamentaria para dirigirse a sus principales verdugos. Acusó directamente a Cartes de ser el “príncipe narco” y al presidente de la República, Santiago Peña, de consolidar el crimen organizado con planes de instalar la dictadura de su “Patrón”.
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Las consecuencias fueron inmediatas: los estudiantes se movilizaron y senadores de la oposición se abroquelaron en busca de evitar que más voces disidentes corran con la misma suerte. El primer suplente del PEN, Ignacio Iramain, un médico luchador de la dictadura estronista, juró en reemplazo de Kattya. Se habló de un supuesto plan para destituir a otros legisladores y en la supuesta lista estaban Celeste Amarilla (PLRA) y los colorados Luis Pettengill y Lilian Samaniego.
Reacciones
La reacción de la Conferencia Episcopal Paraguaya (CEP) no se hizo esperar. En un comunicado los obispos lamentaron el deterioro de la democracia y recordaron que la Carta Magna prohíbe la dictadura. “Pone en riesgo y lastima el sistema democrático cuando la lucha por el poder y los intereses (...) interfieren y se anteponen al bien común”, dice la CEP. Ese día, el titular del Congreso, Silvio “Beto” Ovelar (ANR, HC), admitió que violaron la Constitución con el mandato imperativo de HC para la expulsión de Kattya.
También se pronunciaron gremios empresariales y los analistas coincidieron en advertir el impacto que tendría en la economía del país ciertas decisiones políticas de las autoridades, como la expulsión de González.
Embajadores de cinco países europeos, un representante de la Unión Europea y un consejero de la Embajada de Estados Unidos se reunieron con Kattya para brindarle su apoyo. Días después llamativamente fueron convocados por el canciller, Rubén Ramírez Lezcano.
Accionó ante la Corte
El 27 de febrero, Kattya a través de su abogado, Robert Marcial González (su hermano), presentó una acción de inconstitucionalidad en contra de su expulsión.
La Fiscalía en su dictamen consideró que la expulsión de la senadora fue inconstitucional y recomendó a la Sala Constitucional de la Corte hacer lugar al pedido, pero sigue sin expedirse sobre el tema. El dictamen firmado por la fiscal adjunta, Artemisa Marchuk, señala que el Senado violó su propia resolución Nº 429/2023 que reglamentaba la pérdida de investidura, “razón por la cual se ven vulnerados el Estado de Derecho y el principio de legalidad, receptado (sic) en los artículos 1 y 9 de la Constitución”.
Tres cuestionados siguen impunes
A diferencia de la senadora Kattya González (PEN), quien fue expulsada en una sesión exprés de 24 horas, senadores salpicados por el crimen organizado, por casos de supuesto título de abogado “mau” y maltrato y discriminación siguen impunes en sus bancas sin recibir siquiera una mínima amonestación por parte de sus pares.
El senador Erico Galeano (ANR, HC) está acusado por lavado de dinero vinculado al narcotráfico y asociación criminal. Cuando fue imputado no fue a prisión como el resto de los legisladores con “pesadas causas”. Logró prisión domiciliaria y el permiso de poder acudir a las sesiones.
Galeano operó junto con sus colegas para reponer sus fueros en un acto inconstitucional y antidemocrático. La aplanadora cartista argumentó que la reposición de los fueros de los cartistas Erico y Hernán Rivas, y de Rafael Filizzola (PDP) fue en represalias contra la decisión de la oposición que se negó a desaforar al expresidente de la República, Mario Abdo Benítez, imputado por supuesta revelación de secreto, inducción a cometer hecho punible y asociación criminal.
En cuanto a Erico, Rivas y colateralmente a Filizzola, el cartismo reculó y anuló la decisión de reponerle su inmunidad amparados en dictámenes jurídicos que les aconsejaban retroceder en su acción. Este caso se conoce como des-desafuero.
El senador Rivas (ANR, HC) está imputado por ser presunto autor de producción mediata de documentos públicos de contenido falso y uso de documentos públicos de contenido falso. Se salvó de una pérdida de investidura que precisamente fue presentada por la entonces senadora Kattya González.
El senador Javier “Chaqueñito” Vera (ANR, HC) también se salvó de una simple amonestación que fue planteada por los cartistas y de una suspensión propuesta por opositores. Vera maltrató a una funcionaria indígena y le amenazó con destituir de la Cámara de Senadores.