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El senador Ignacio Iramain Chilavert (PEN), en su primera intervención y desde el atril de la sala de sesiones de la Cámara Alta, cuestionó duramente a los 23 senadores cartistas y sus satélites que en una sesión exprés el 14 de febrero pasado destituyeron a Kattya González (PEN) del Congreso.
Iramain dejó en claro que los cartistas y sus satélites no lograrán sepultar la imagen, la voz y el pensamiento de Kattya y que él traducirá su voz en cada ponencia que realice en el Congreso.
Confesó estar sobrepasado por la vergüenza de su presencia en el recinto parlamentario. “Nunca debí pisar ese recinto, y hoy, imprevista e injustamente, me veo formando parte de un colegiado que parece haber olvidado su razón de ser”, expresó.
Les recordó que el Congreso es el lugar donde el pueblo se hace presente “por medio de quienes se supone lo representan, pero para estar de pie ante el poder, y nunca, jamás, arrodillarse ante él, por eso estoy hablando de pie (...)”, aseveró.
Iramain habla de mandato supremo derrumbado
“Ese mandato supremo, esa esperanza elemental, se ha derrumbado ahora estrepitosamente: este Senado se ha puesto de rodillas”, dijo.
“A los autoritarios, los sumisos, los esbirros, a los traidores de la voluntad popular, a los intolerantes, a los que no tienen dignidad, a los que odian, a los vendidos, les digo que son minoría, no se olviden”, señaló el legislador opositor.
El senador también recordó a sus colegas que el mandato más innegociable, que la función del Congreso es respetar y defender la voluntad popular que se expresó por medio de los votos. “Este Senado olvidó ese mandato esencial al desconocer y pisotear los votos de más de cien mil ciudadanos”, cuestionó.
Indicó que no le dañan a quien fuera injusta y tramposamente despojada de su investidura, sino a los votantes. “Lo que ocurrió es una bofetada y un mensaje de desprecio a los votantes”, manifestó.
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Pidió a la clase política no quejarse de la pérdida de credibilidad ante la ciudadanía. “No nos sorprendamos ante el desprecio cada vez más fuerte de sectores crecientes de la población, hacia los que dicen ser sus representantes, no digamos luego que no supimos ver las señales del descontento y del resentimiento que lentamente, pero sin pausa, crece, todavía en silencio”, indicó.
Lamentó que el “ataque más artero, la agresión más alevosa y ruin que este Senado perpetró, fue contra su propia legitimidad republicana, no contra la senadora Kattya González”.
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Iramain consideró que es el Congreso, como institución crucial de la democracia, “el que se autoinfligió un daño catastrófico al someterse sin resto alguno de dignidad a un capricho, y al claudicar, rebajándose sin ningún pudor a utilizar recursos torcidos y ostentosamente arbitrarios, ante un poder cuyo único lenguaje es el de la prepotencia y del atropello, el lenguaje de la intolerancia y de la destrucción”, cuestionó sin recibir retorno de sus dichos.
Se dirigió a la minoría silenciosa, a los paraguayos valientes, y parafraseó una frase de Pablo Neruda: “Podrán cortar todas las flores, pero no podrán detener la Primavera”.