“Rotela es responsable de envenenar a 90 mil jóvenes”, dice el ministro Enrique Riera

“Muerto el perro, se acabó la rabia” o “Muerto el rey, viva el rey” es el dilema al descabezarse Tacumbú del siniestro capo del microtráfico Armando Javier Rotela. El ministro del Interior Enrique Riera relata en esta entrevista los pormenores de la rendición del narcotraficante y ofrece detalles del operativo en Canindeyú, que dejó otras nueve bajas.

El ministro del Interior Enrique Riera revela detalles de los operativos en la cárcel de Tacumbú y en Canindeyú.
El ministro del Interior Enrique Riera revela detalles de los operativos en la cárcel de Tacumbú y en Canindeyú.Gentileza

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- ¿Cuál es el balance de estas operaciones de dos días prácticamente contra el crimen organizado: uno en la cárcel de Tacumbú, el otro en Canindeyú? Más de 20 muertos en dos días...

- Para mí la clave es el trabajo conjunto y coordinado. Cuando la Policía nacional y las Fuerzas Armadas trabajan en forma combinada son invencibles. Es la suma de sus competencias, sus capacidades, su poder de fuego. Eso fue lo que nos llevó a este desenlace. Hubo decisión política indubitable desde el Presidente para abajo. Los agentes ingresaron al penal con extinguidores en la espalda como mochilas para apagar los posibles incendios. Los presos tenían combustibles y explosivos. La operación fue diseñada para durar tres días. La idea era tomar la entrada, desalojar a los presos no tan peligrosos, instalarse dentro, sitiar el fondo, cortar el agua, la luz, los víveres para evitar daños colaterales e ir sacándolos de a poco. Un aspecto no menor fue cortar las señales de celular 15 minutos antes del ingreso. Eso impidió que se comuniquen entre ellos o que pidan refuerzos de afuera. Fueron literalmente aislados físicamente y también digitalmente. Fueron tomados de sorpresa y la operación fue un éxito. Nuestros cálculos en pérdida de vidas humanas y de daños fueron mayores. Lamentablemente, este tipo de operativos cuestan vidas humanas. Martín Mendoza es el primero...

- El Lince...

- Sí. Un lince mártir. Dio su vida por defendernos. El primer cuartel de los Lince en la Costanera Norte lleva ahora su nombre.

- ¿Recibieron asesoramiento del exterior? ¿Las fuerzas son las mismas? ¿Era la conducción el problema?

- Las fuerzas son las mismas. Fue una planificación el cien por ciento paraguaya. Tenemos excelentes relaciones con varios países en materia de seguridad: Estados Unidos, Colombia, Israel, Brasil y Argentina pero esta operación fue planeada y ejecutada por paraguayos.

- El objetivo era (Armando Javier) Rotela...

- El objetivo fue arrancar de raíz, controlar y limpiar todo el penal, vaciar el penal. Ahora se está estudiando partir Tacumbú en cuatro. En Brasil fuimos a ver lo que hicieron desde aquella dolorosa experiencia de (la masacre de) Carandirú en Sao Paulo en los años noventa. Allá se atropelló y hubo cientos de muertos. A partir de ahí, Brasil fue desarrollando un sistema penitenciario diferente. Llegaron a la conclusión de que no es prudente tener prisiones con más de 500 PPL (personas privadas de su libertad) porque es ingobernable, difícil de administrar. Entonces, Tacumbú se va a dividir en 4, con 4 directores, 4 cocinas, 4 sistemas de lavandería y 4 talleres pero que nunca más se repita lo que teníamos hasta hoy.

- ¿Dónde estaba Rotela?

- Estaba en una Iglesia Getsemaní. Intentó escabullirse. A todos se los entintó incluyendo a los guardiacárceles. Se los pintó de un color para saber dónde iban a estar distribuidos. Se usaron más de 15 ómnibus con cápsulas de seguridad para redistribuirlos. Sabíamos exactamente cuántos y quiénes iban a ir donde. Todo salió muy bien salvo la muerte de Martín que es lo que más nos duele.

- ¿El ejército de adentro era de Rotela? ¿Manejaba realmente todo el penal?

- Sí. En su anillo había nueve o 10 que eran capaces de cualquier cosa. Van a ser obviamente puestos todos en celdas de máxima seguridad, apenas terminemos de ajustar Emboscada, con un régimen penitenciario muchisimo más duro como el que hemos visto en Brasil. Fue una captura difícil. Rotela intentó usar como escudo a una mujer embarazada pero fue intimado con la clara exposición de que el Gobierno paraguayo no negocia con delincuentes...

- ¿Se resistió?

- Rotela se entregó. Llorando suplicó clemencia, se arrodilló pidiendo que no lo maten.

- En las imágenes no parecía una persona con apariencia física exhuberante como para infundir miedo. ¿De dónde tenía tanta fuerza y tanta influencia, tanta seguridad para manejar todo?

- Yo creo que al manejar las drogas y la plata, tenía una parte drogada y otra parte comprada, incluyendo muchos guardiacárceles y muchos directores que pasaron por ahí. De otro modo no se explica cómo pudieron entrar todas esas armas, teléfonos, mujeres. Había 38 mujeres. Hay indígenas, brasileros, unos 200 con documento paraguayo de los cuales una gran cantidad tienen orden de captura en Brasil. Se va a ver la forma de sacarlos del país por indeseables y entregarlos a la justicia brasilera como se hizo más de una vez. Hay enfermos con sida, tuberculosos... Aparte hay un pabellón siquiátrico con cerca de 50 presos. Tienen el cerebro quemado por las drogas o distintos problemas de salud mental. En el penal se manejaba millones por semana. Se controlaba por miedo, por drogas o por dinero.

- ¿Dónde estaba ese túnel con drogas, armas y dinero?

- En uno de los pabellones que Rotela controlaba. Estamos buscando un segundo túnel con más drogas, más armas y más elementos. Eso era una ciudadela, con negocios de cantina, comercios. Tenía sicarios. Se movía como en un hotel.

- Parecía impensable el control de Tacumbú después de aquel motín de octubre donde quedó una imagen de claudicación...

- Desde el 15 de agosto estábamos apostando a terminar las nuevas prisiones para descomprimir Tacumbú y aislar a Rotela y a todos sus mafiosos de adentro. Pero las cárceles no se terminaban nunca y en ese momento se produjo el motín de octubre. Ese motín aceleró los tiempos a pesar de que no teníamos dónde llevarlos. Nadie quería que fuese un parche más. Con sus “chespis” ese señor Rotela es responsable de haber envenenado, destruido la vida de más de 90 mil jóvenes de menos de 25 años, solo en capital y Central. Esa fue la motivación principal de las fuerzas operativas. Se tuvo la convicción de entrar a fondo y hasta el final en homenaje a miles de familias destruidas por culpa de este personaje.

- ¿Cuántos soldados estaban a la orden de Rotela?

- Los números que manejábamos nosotros era de más de 800 reclutados. Podíamos lamentar muchas más muertes de las que hubo.

- ¿Cómo sucedió la muerte del policía?

- Martín estaba en el pelotón de entrada. Lo mismo le sucedió al comandante de los Lince. En el fragor de la primera embestida alguien le estiró, cayó al piso y ahí nomás le asestaron un hachazo en la cabeza. Fue un hombre valiente.

- Tacumbú sin Rotela, ¿es como el dicho popular: “muerto el perro se acabó la rabia”?

- Sí, es más o menos así. Pero el presidente Santiago Peña fue muy claro. No hay que bajar los brazos. Este es un negocio que mueve millones y puede que sea al revés: “muerto el rey, viva el rey”. No va a ser raro que haya disputa de territorios entre nuevos líderes. Están los Linces en la calle para prever algún coletazo.

- Los 11 presos dados de baja ¿eran todos leales de Rotela?

- Son todos “soldados” del clan. Desde la mitad de Tacumbú para atrás estaba su núcleo..

- Rotela está ahora en Viñas Cue. ¿Está en libre comunicación o está aislado?

- Está totalmente aislado incluído todo su anillo de seguridad...

- ¿Ni siquiera los familiares?

- Ni familiares, ni abogados ni nada hasta que esto se arregle y hasta que tengamos su alojamiento definitivo que, en principio, serían las celdas de máxima seguridad que se están poniendo a punto en Emboscada.

- ¿Es posible controlar ese microtráfico donde están metidos familias enteras, abuelas, madres, niños? Le da trabajo a todo el mundo...

- Bueno, tenemos el programa “Chauchespi” que ahora se llama “Sumar” y que tiene tres patas claras: la oferta, quienes producen y distribuyen y envenenan nuestros jóvenes van a quedar a cargo del Ministerio del Interior, o sea la Policía Nacional y la Senad. La demanda, los consumidores, los adictos van a ser tratados como un problema de salud pública y va a quedar a cargo del Ministerio de Salud. Al adicto se lo va a llevar a un especialista y va a tener un tratamiento ambulatorio salvo que su caso sea muy grave. La tercera pata es la prevención en las escuelas y colegios. La meta es evitar que el mercado siga creciendo. Imagínese, son 90 mil jóvenes adictos en capital y Central por culpa de estos personajes. Es lo que vemos todos los días en la tele, los motochorros, el robo del celular, el robo de la mochila. A veces es la muerte cuando alguien se resiste. Vamos a tratar de salvar esa generación que está contaminada. Si hablamos de 90 mil jóvenes es brutal, una barbaridad. Se dejó crecer demasiado.

- A la gente del exterior le costó entender cómo es que entraron a la cárcel a detener a un preso con un saldo bastante importante de bajas...

- Creo que los paraguayos sabemos porqué. Parecía imposible hacerlo. El costo político podía haber sido más alto. El secreto fue trabajar juntos. Policías y militares juntos son invencibles. Esa es la verdad. El crimen organizado nos entró con todo. El PCC y el Comando Vermelho se alojaron acá porque las instituciones se relajaron. Nosotros no producimos un kilo de cocaína pero reembarcamos 60 toneladas que vienen del norte. Aterrizan en 1.500 pistas clandestinas en el Chaco. Se acopian en Central. Contaminan los contenedores y se descubren en Europa. En estos 100 días capturamos 3.300 kilos de cocaína. Esto es voluntad política pura...

- La corrupción es el problema...

- Estamos en eso de limpiar de adentro para afuera las fuerzas públicas y motivarlas y recuperar el prestigio y la dignidad perdida.

- Lo de Tacumbú es una muestra de que está en todas partes y que “Sérpico, el Policía Honrado”, está solo...

- El caso Canindeyú es patético. Fuimos sorprendidos cuando ese delincuente apodado “Macho” apareció con 30 sicarios dando vueltas por todo el departamento, sometiendo a la gente. El jefe de Policía había sido recientemente nombrado, yo apenas también. Se desmantelaron ocho comisarías por vínculos con el crimen organizado. Nos dimos cuenta de la capacidad de fuego que tenían. Se le otorgó el liderazgo de este combate a la Senad, propio de su competencia. Se sumaron las fuerzas combinadas de vuelta. Tuvimos un éxito resonante. Los dos operativos, Tacumbú y Canindeyú se planificaron en paralelo. Pudieron haber coincidido. Se tenía controlado “al bicho en su madriguera”, como se dice. En Canindeyú no se podía entrar por aire. Usted vio el arma antiaérea que tenían. No se podía entrar por helicóptero, tampoco por tierra con vehículos porque tenían informantes, desde el vendedor de lotobingo hasta el vendedor de empanadas, cuando la policía daba vueltas. Entonces, tuvieron que caminar tres horas por la selva y acceder por tierra esperando que amanezca para proceder, todo eso con cobertura fiscal. Aparte, también se procedió contra esos secuestradores del menonita en Yaguareté Forest, una zona bastante complicada. Estamos con la premisa de dar seguridad a la población. La seguridad es la razón del Estado. Cualquiera puede ir hoy a Juguá Ñandú, Arroyito o Tacuatí, allí donde mataron a Lindstrom los del EPP. Hoy es otra realidad forjada por la Fuerza de Tarea Conjunta (FTC). Hoy están produciendo soja, sésamo, chía...

- ¿La salida de circulación de Rotela va a reducir la proliferación de chespis?

- Espero que sí. Además vamos a invertir 118 millones de dólares de Itaipú en seguridad en los próximos dos años. Vamos a incorporar 5 mil policías más por año. El cupo que teníamos era 1.000 pero se jubilan más de 700. De los 29 mil policías que tenemos hoy, 24 mil están en la calle y, mientras 12 mil duermen, 12 mil nos cuidan. Cuidar con 12 mil personas a 6 millones de habitantes con todos sus bienes es imposible. Los organismos internacionales quieren que tengamos 70 mil. Vamos camino a eso...

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