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En comunicación con ABC Cardinal este lunes, el legislador Mauricio Espínola (ANR, FR) reflexionó sobre la fuga de diputados del movimiento Fuerza Republicana en favor del oficialista movimiento Honor Colorado del presidente Santiago Peña y el expresidente Horacio Cartes.
Recientemente se registró una nueva “fuga” importante de legisladores de Fuerza Republicana –ex Colorado Añetete, el movimiento interno de la ANR que responde al expresidente Mario Abdo Benítez-, que actualmente solo cuenta con siete diputados en la Cámara Baja.
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Espínola manifestó que los diputados de la facción “abdista” han apoyado todos los proyectos presentados hasta ahora al Congreso por el Poder Ejecutivo bajo la administración del presidente Peña y que las únicas diferencias que persisten “provienen de la transición”, citando como ejemplos la intención cartista de derogar el convenio de colaboración en educación con la Unión Europea, el despido de 187 funcionarios contratados por concurso en la Itaipú Binacional y la intención del presidente Peña de reemplazar al representante del Poder Ejecutivo ante el Consejo de la Magistratura.
Afirmó estar de acuerdo con la “dialéctica estatutaria” expuesta por el diputado Hugo Meza, uno de los exmiembros de Fuerza Republicana que pasaron al oficialismo, que propone que “una vez terminadas las elecciones se bajen los movimientos internos y se eleve la bandera del Partido Colorado” y todas las bancadas se identifiquen bajo la nomenclatura del partido.
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Sin embargo, opinó que sería difícil que Honor Colorado baje su identidad como movimiento.
“Soldados o policías”
Argumentó que la diferencia entre Honor Colorado y Fuerza Republicana es la “línea de pensamiento”, opinando que los parlamentarios deben ser deliberantes y debatir, mientras que Honor Colorado fomenta una “filosofía de soldados o policías no deliberantes” entre sus miembros.
No descartó, además, una eventual reunificación con los “fugados” para un proyecto político electoral futuro, teniendo en cuenta que las próximas elecciones –municipales– serán recién dentro de tres años.
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Dijo también que prefería no “personalizar” las decisiones de sus colegas que migraron al oficialismo, dado que posiblemente esas posturas sean tomadas en equipo por los parlamentarios con gobernadores o intendentes de las zonas del país que representan.
“Hacer juicio de valor a quienes toman una decisión política hoy, para mí, no es el tema a debatir”, opinó.
Vaticinó también que las diferencias residuales de la transición que persisten actualmente podrían perder fuerza luego del receso parlamentario de fin de año, augurando que al regreso de la actividad parlamentaria la atención debería centrarse más en la gestión del nuevo gobierno que en las diferencias con la administración anterior.