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- ¿Usted nació en Paraguay o cuando su padre ya estaba en el exilio?
- Tenía 5 años cuando fuimos al Uruguay. Fue el primer exilio de mi padre a fines del 55. Eramos todos chiquitos.
- ¿Cuántos hermanos...?
- Seis. La escritora Teresa Méndez Faith es mi hermana. Es la mayor, profesora de Letras. Tiene como 20 libros. Vive en Estados Unidos pero ahora anda por acá. Bernardino es el mayor. Está Prudencio, después vengo yo. Está Maricruz que también es conocida porque escribe. Es poeta. José es el menor. Está en la Cancillería.
- ¿Usted a qué se dedica?
- Hago periodismo. “Ñe’engatú” es la revista que edito desde los tiempos del exilio (en Buenos Aires). Tiene 40 años. Ahora dejó de existir prácticamente con la incursión del digital. Hice 198 ediciones. Comenzamos en el 83 cuando empezó la apertura democrática en la Argentina.
- ¿A qué se dedicó su padre en el exilio...?
- En Uruguay tenía un almacén. Allí también recibía a los amigos...
- Era músico también...
- Claro. Era compositor. Sus obras más conocidas: Che mbo’éharepe, Che Jazmín, Serenata..., tiene más de 60 composiciones.
- Era el elegido de Stroessner...
- Al revés. Mi padre fue el que catapultó a Stroessner. No había nadie que llenara el vacío de poder cuando derrocaron a Federico Cháves en el 54, resultado de la interna colorada como siempre pasó en la historia del partido. El Gobierno quedó acéfalo. Recurrieron a Epifanio Méndez Fleitas porque era el caudillo más popular de la época. Fue papá el que sugirió el nombre de Stroessner...
- Craso error...
- Fue un error grave, pero quién podía saber. Stroessner era el comandante. El plan era hacer un Gobierno de transición hasta el 56 y llamar ese año a elecciones para elegir un candidato civil. En diciembre del 55 Stroessner se adelantó y realizó la famosa purga política y militar. Lo mandó a mi padre a Europa con los músicos...
- Con Paraná y Los Paraguayos...
- Armaron el grupo que integró Paraná, Barboza... Cuando quiso volver, le dijeron que no podía regresar. Estando en Rio de Janeiro salió a Montevideo en enero del 56...
- Para nunca más volver...
- No. Nos fuimos detrás de él en el 59. De su exilio en Uruguay tuvo que emigrar a la Argentina en el 73...
- Bordaberry, el Golpe militar...
- Claro, vino Bordaberry y después asumieron al poco tiempo los milicos directamente. Justo se dio la apertura en Argentina con el retorno de Perón. Nos fuimos todos pero en el 76 se vino también el Golpe militar en Argentina. Lo apresaron a papá tres veces, el último casi fue una desaparición. En el 77 me detuvieron primero a mí, por el nombre. Después se incorporó él como preso. Le habrán consultado a Stroessner y me largaron pero él tuvo que emigrar a Estados Unidos en el 78.
- Tres veces desterrado...
- Justamente en Washington tenía una publicación que se llamó “Desterrado yo’á”. El Gobierno de Jimmy Carter lo aceptó como asilado político, algo que Estados Unidos no acostumbra hacer nunca.
- ¿Por qué no forzó su vuelta con el riesgo inclusive de quedar preso?
- Estaba cansado de todas esas luchas fratricidas que hubo en el pasado. El participó de la Guerra Civil del 47. Además, sin equipo político es difícil si no imposible hacer cambios y transformaciones...
- Tradicionalmente son bandas o pandillas que toman el poder para repartirse licitaciones y rapiñar el Estado como hicieron en el 99...
- Lo del 99 fue un Golpe por la fuerza. Entró a gobernar gente que no tenía ni la más mínima posibilidad de llegar por la vía de las elecciones. Como pirañas hicieron un festín y dejaron al país al borde del default. Se afanaron todo.
- Se dice que fue una vendetta de Stroessner contra Rodríguez...
- Y lo del general Rodríguez tampoco fue una revolución. En el 89 también se repartieron el poder entre los políticos de turno y los militares...
- Los opositores se encandilaron porque les dieron cuotas de poder...
- Desperdiciaron una oportunidad histórica para cambiar este país. Los durmieron. Demostraron ser muy débiles. No eran verdaderos líderes. Le puedo asegurar que mi padre sí fue un verdadero líder. Desgraciadamente los paraguayos de las nuevas generaciones no lo conocieron. Solo Méndez Fleitas y el liberal Carlos Pastore no se prestaron nunca a legitimar la farsa del sistema que llevó a Stroessner a perpetuarse.
- ¿Cuántos paraguayos cree que hay en realidad en Argentina?
- Difícil de cuantificar. Somos millones pero eso no cuenta para los fines electorales.
- ¿Acaso no pueden votar?
- Pueden votar pero el tribunal electoral impone trámites muy engorrosos que es lo mismo que prohibir el voto. Si votan 50 mil paraguayos que viven en el exterior ya es mucho. No llegamos ni para elegir un diputado. En Argentina y en cualquier país civilizado el empadronamiento es directo.
- ¿Les tienen miedo?
- Somos tantos que una participación como cualquier paraguayo de los residentes en el exterior puede dar vuelta una elección. En Bolivia, en la última elección, votaron 150 mil residentes en Argentina. Ellos son mucho menos que nosotros. Los paraguayos que votaron no llegó a 5 mil. Cuando los residentes quisieron viajar a Paraguay para votar le cerraron la frontera. Acá es más fácil manejar a la gente a través de los operadores políticos, de las prebendas. Hay mucho manejo turbio para redondear los números. Legalmente no hay fraude pero en el fondo se cocinan los números.
- Usted dice que hay fraude...
- Claro que hay. ¿Por qué no dejan votar a los paraguayos que viven en el exterior? Todos queremos participar para estar conectados con nuestra Patria pero lastimósamente no se nos brinda la facilidad. La tercera parte de la población está fuera del país. Entre Argentina y España somos como 3 millones. En Argentina nos miman por el potencial de voto que tenemos allá. Tenemos un peso fabuloso. Hay gobernadores, intendentes que son hijos de paraguayos...
- Por eso casi no vemos políticos que van a hacer campaña allá...
- La vez pasada se fue Hugo Velázquez pero va como en una visita de cortesía. Creo que aprovechó una visita al Presidente argentino para hacer también una reunión política casi simbólica a la que no asistió más de 100 a 150 personas. Imagínese si el empadronamiento fuera automático. Puede reunir miles. Solo en Buenos Aires hay un potencial de 800 mil votos..
- ¿A quién no le conviene, a los colorados?
- Todos tienen miedo porque es incierto el resultado. Yo no creo que el migrante sea anti colorado. El Paraguay de afuera es una prolongación del Paraguay de adentro. La gente de allá piensa casi exactamente como piensa el paraguayo de acá.
- No tiene nada de raro ni de misterioso...
- Ya no es como antes. Hoy ya no se hace distinción entre simpatías hacia el oficialismo y la oposición. Me acuerdo que cuando surgió Lino Oviedo en el 98, él se fue a Buenos Aires y su presencia tuvo una repercusión tremenda. Estaba surgiendo como un líder popular. No eran solo colorados los que lo seguían. A la gente le gustaba escucharlo. Hablaba en guaraní muy bien. En contraste, cuando llegó Lugo también hubo bastante expectativa en Argentina pero después también se frustró. Somos coleccionistas de frustraciones.
- Ahora quién cree que puede levantar el interés...
- Efraín Alegre es uno de los más conocidos pero no tiene tampoco demasiada repercusión. Finalmente para el migrante pesa la decepción de no tener la posibilidad de hacerse sentir como paraguayo.
- ¿Cómo ve el fenómeno de la ANR? Más de 70 años y siguen usando esa bandera...
- Pasaron tantos años que la gente ya se olvidó del stronismo. La mayor parte de la población tiene menos de 40 años. No se hizo como en otros países una revisión de la historia. De mi padre, Epifanio Méndez Fleitas, casi nadie sabe. Ni los más preparados saben esa parte de la historia.
- Hoy están divididos entre abdistas y cartistas, entre ellos narcotraficantes, lavadores de dinero, condenados por corrupción...
- Cuando cayó Stroessner no cayó el régimen. Lo único que cambió fue el Ejecutivo. Los que hicieron el Golpe contra Stroessner fueron los stronistas. ¿O Rodríguez era de izquierda, o Argaña? Eran los mismos. Vieron que a Stroessner el poder se le fue de las manos y lo sacaron para conservar sus privilegios. A cambio, por supuesto concedieron libertades, pudieron volver los exiliados... Pero ahí está la prueba de que no existe democracia plena. Los residentes en el extranjero no pueden votar como cualquier paraguayo.
- ¿Hay alguna calle que se llame Méndez Fleitas?
- Eso hay bastante. Hay una calle importante de Asunción que antes se llamaba Indio Francisco. Hay escuelas, hay una ruta en la zona de Itaipúa. Hay plazas. Se ha reivindicado su nombre sin duda. En la parte política está el déficit. ¿Por qué fue perseguido? ¿Porqué fue al exilio?
- Se reivindica más a Stroessner que a Epifanio...
- Si, todavía, aunque hay que admitir que muchos tienen vergüenza ya de mencionarlo...
- El Presidente siempre lo reivindica...
- El sigue reivindicando por una cuestión casi familiar porque su padre era secretario privado de Stroessner (Mario Abdo Benítez) pero si hurgamos un poco en el pasado, Mario Abdo Benítez tenía su propio hermano, Eusebio Abdo Benítez, perseguido por Stroessner. Estuvo en el exilio. Mi padre lo recibió. Los Abdo Benítez eran febreristas...
- ¿Su hermano era exiliado?
- Hasta que Stroessner lo perdonó y lo dejó volver...
- Eran parientes con Stroessner...
- Creo que eran primos. Cuando Stroessner se enteró que se entrevistó con Epifanio Méndez Fleitas allá, lo volvió a castigar y estuvo preso en Investigaciones. La pasó muy mal pero se quedó a vivir acá. Tuvo que callarse. Hay otros como un empresario muy conocido acá que una vez, caminando, se encontró con Epifanio en Buenos Aires. Se abrazaron porque eran amigos pero cuando volvió a Asunción, lo primero que hizo fue ir a verlo a Stroessner para explicarle. Tenía miedo que sean los pyragués los primeros en informarle. Había pyragués por toda la Argentina (se ríe).
- ¿Ustedes cobraron indemnización por la persecución?
- Ninguno de nosotros recibió ni una moneda. Siempre estamos reclamando. Cómo puede ser que personas perseguidas por tener vínculos con Méndez Fleitas no puede cobrar indemnización...
- ¿Por qué?
- Hay argumentos bastante absurdos. Uno de ellos es que no estuvimos presos acá.
- El perjuicio político, económico para la familia seguramente no tiene precio. ¿La mamá de ustedes?
- Ella pudo volver. Murió en el 2009. Sobrevivió mucho tiempo a mi padre que murió en el 85. Ellos se casaron acá en Lambaré en el 44. Mi viejo tenía 27, mi mamá 20..
- Al final fue Stroessner el que fue a morir en el exilio...
- Mire que tuvo tiempo de terminar bien. Mi padre trató de hablar varias veces con la gente de la Junta de Gobierno. Mandaba emisarios para tratar de convencer en hacer un salida pacífica y positiva para el país.
- ¿Alguno de los hermanos se va a postular para las próximas elecciones? El apellido pesa. Es muy conocido...
- Hay tiempo todavía. No quisiera adelantarme. Siempre me dicen. El partido Colorado está un poco desgastado. Ser antisistema en este país es muy duro de sufrir. Nadie quiere jugarse porque es mortal perder en un sistema donde la justicia no es justa. Perder acá se pierde todo, se queda sin el pan y sin la torta. Es un sistema antiguo que no se va a cambiar así nomás.