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Valentín Domínguez, abogado de la familia que fue víctima de presuntos policías extorsionadores, explicó este lunes, luego de que sus defendidos fueran a ratificar su denuncia, que los uniformados denunciados les dijeron la frase “peguejy jaarreglá (bájense vamos a arreglar)”.
Para el jurista, con esta frase se demuestra que desde un principio los policías tuvieron intenciones de extorsionar a la familia.
Para el abogado, desde el momento en que los policías dijeron esa frase evidenciando que pretendían una coima, todo el resto del procedimiento carece de validez.
Otro factor que anula el procedimiento a criterio del defensor es que los efectivos policiales estaban bajo los efectos del alcohol.
Según el abogado, su cliente no tiene orden de captura actual. Mencionó que sí tiene un antecedente judicial de años atrás, pero que esto no justifica la actuación policial.
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Contaron que tenían armas
Este lunes, tanto víctimas como testigos acudieron a la unidad fiscal dirigida por la agente Fátima Girala para ratificar su denuncia.
Entre los nuevos datos que agregaron quienes declararon hoy, revelaron que los policías (de la División de Inteligencia de la Policía Nacional) tenían armas en sus cinturas, y uno de ellos sacó la suya con el fin de intimidar.
El abogado señaló como un hecho grave que en el interior del vehículo estaban dos niños, quienes vivieron momentos de terror cuando los policías golpeaban las ventanas del automóvil.
El defensor pidió a la Fiscalía dar un ejemplo a las filas policiales con una sanción adecuada, para que estos actos no se repitan.
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Familia denunció momentos de terror
El viernes último, una familia que llegaba a su domicilio en el barrio Roberto L. Petit fue interceptada por tres uniformados, identificados por Asuntos Internos de la Policía como Juan Gines, Derlis Torres y Alexander Giménez.
Los tres, que ese día estaban fuera de servicio y en estado de ebriedad, actuaron violentamente contra la familia, exigiéndoles supuestamente la suma de G. 20 millones para “arreglar” órdenes de captura que tenían ambos adultos que estaban en el vehículo.
Posteriormente, los efectivos dieron su versión ante Asuntos Internos, y negaron haber pedido dinero. Dijeron que solo querían “dialogar”, porque tuvieron un roce con este vehículo.
El denunciante niega que tal roce haya existido.