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Juan Martens afirmó que La Picota, cárcel a la que fue trasladado y asesinado Francisco Correa, coordinador y testigo clave del asesinato del fiscal Marcelo Pecci, es como Tacumbú, pero en Bogotá, donde por dinero se accede a teléfonos, a armas, a drogas y donde los homicidios por encargo son muy frecuentes, así como también abundan los funcionarios corruptos.
“Un informe de la Corte Constitucional de Colombia medía que en un año se mataron a 154 internos en ese lugar y la semana pasada nada más fueron detenidos siete funcionarios del Instituto Nacional Penitenciario y Carcelario (Inpec), que trabajaban en La Picota, por asociación criminal y vinculación con el crimen organizado”, indicó.
Aseguró que no es una casualidad que al llevar a Correa a esa cárcel común, se produjera su muerte, lo que evidencia una infiltración institucional del crimen organizado, que hace que esa persona desaparezca del escenario y con eso las posibilidades de profundizar sobre la autoridad moral del asesinato del fiscal Pecci.
“Quienes lograron el traslado de Correa Galeano a ese lugar, sabían que efectivamente esta persona iba a estar en manos del crimen organizado y que su muerte era una cuestión de días, de semanas o de minutos, entonces este es para mí un hecho muy importante que revela el poder del crimen organizado transnacional que está detrás de la muerte de Pecci, porque logran sacarlo del búnker que tiene la fiscalía de Colombia”, detalló.
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La Picota está en manos del crimen organizado
Martens dijo que Francisco Correa muere asesinado bajo protección del Estado colombiano, considerando que era un testigo que estaba colaborando en un caso emblemático para dos países y en contra de la criminalidad organizada, que estaba con protección del Estado al ser privado de su libertad, y agregó que existen mejores protecciones por el nivel de riesgo que implicaba la presencia de Correa en cualquier lugar.
“Ese es un lugar donde se producen asesinatos, donde el control no lo tiene el Estado colombiano, lo tiene el crimen organizado y llevarle a una persona con estas características y este perfil a ese lugar, es exponerlo directamente a la voluntad y al poder del crimen organizado que opera en ese territorio”, señaló.
Explicó que Francisco Correa es una persona que colaboró con el Estado colombiano, rompió las reglas del crimen y, por tanto, su sentencia de muerte estaba cantada, entonces las autoridades sabían de que efectivamente él en una cárcel común no iba a pasar mucho tiempo con vida.
“Es una gran violación que comete el Estado colombiano y que debe responder también por esta ineficacia, y allí es que tampoco se encuentra explicación si es que no se lo mira desde la penetración institucional del Estado colombiano por el crimen organizado, que logra el traslado de Francisco Correa Galeano a una cárcel común dominada por el crimen organizado”, refirió.
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Abrieron sumario tras asesinato de Francisco Correa
Según indicó Martens, colegas suyos en Colombia le comentaron que se abrió un sumario tras el asesinato de Francisco Correa, que se manejan varias versiones de quienes estarían involucrados en su homicidio, pero nada confirmado, así como tampoco nadie sabe quien ni porque se ordenó su traslado a La Picota.
“No se puede entender de otra manera, sino como una complicidad de infiltración, porque Colombia tiene posibilidad y experiencias de resguardo de testigos, de acciones más eficaces para proteger la vida de una persona, por eso que esta muerte también es un símbolo del poder de este crimen organizado trasnacional que está detrás de la muerte de Pecci, y es un mensaje de atemorización, tanto a otras personas que quieran colaborar, como para las autoridades que están por detrás”, aseveró.
Agregó que la relevancia de Correa Galeano es que estuvo más cerca materialmente de los autores morales de la muerte de Pecci, al ser el coordinador y gestor del asesinato, al estar contratando a las personas, era el cabo suelto que podía llevar a los autores morales.
“Por eso es que su desaparición es trascendental y no hay ni esperanza de llegar a los autores morales con esta muerte, porque con él se rompe ese vínculo y de allí su trascendencia, la importancia de su protección. Nos deja o deja la investigación sin posibilidades seguir el hilo conductor de quienes fueron los que contactaron con él”, concluyó.