Peña recuperó Tacumbú, pero sigue pendiente la seguridad ciudadana

El operativo Veneratio fue el más importante efectuado en estos 12 meses del gobierno de Santiago Peña. El procedimiento significó la recuperación de la cárcel de Tacumbú, que hasta ese momento era la base de operaciones de la organización criminal Clan Rotela. También hubo avances en la lucha contra el narcotráfico. Pero la gran deuda es la seguridad ciudadana, socavada por el firme avance del microtráfico, especialmente del crack.

Armando Rotela es sacado de la Penitenciaría Nacional. Con el operativo Veneratio, el Gobierno logró recuperar el control de la cárcel de Tacumbú.
Armando Rotela es sacado de la Penitenciaría Nacional. Con el operativo Veneratio, el Gobierno logró recuperar el control de la cárcel de Tacumbú.gentileza

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A finales de la década de los 90, una joven criminal oriundo de Tobatí identificado como Armando Javier Rotela Ayala, quien se inició en el mundo delictivo como abigeo, luego pasó a ser asaltante, se había instalado en el Bañado Sur de Asunción. Desde esa zona, Rotela comenzó a edificar una verdadera estructura criminal basada en el tráfico del crack, droga que ingresó al país a mediados del 2007 y debido a su bajo costo y que era muy adictivo rápidamente se convirtió en el más consumido por los adolescentes y jóvenes de los barrios marginales de Asunción y ciudades aledañas.

El 29 de julio del 2011 Rotela fue detenido en el Bañado Sur y remitido a la cárcel; el sospechoso aprovechó su encierro para ganar aliados y conseguir soldados que hacían de distribuidores y sicarios tanto adentro de las cárceles, como fuera de ellas.

En noviembre del 2012 Rotela escapó de la cárcel de Misiones y después de cuatro años fue recapturado y enviado a la cárcel de Tacumbú, donde literalmente tomó el mando del correccional. Allí tenía su grupo de asesinos, ayudó a montar laboratorios para el procesamiento de drogas, con la complicidad de algunos funcionarios penitenciarios.

Luego extendió sus operaciones a todas las cárceles del país y enfrentó directamente a la organización criminal Primer Comando Capital, cuyos líderes se vieron obligados a retroceder ante el capo Rotela.

Se convirtió en líder capomafioso

Para los años 2020, Rotela había convertido Tacumbú en su base de operaciones, donde él tenía la última palabra y amenazaba con generar una verdadera masacre si los organismos de seguridad intentaban sacarlo del sitio. Es más, filtraba datos e imágenes de las armas, explosivos, carburantes que tenía dentro del penal para resistir una incursión de la Policía.

La situación se volvió insostenible cuando desde la misma cárcel, Rotela ordenaba el asesinato de sus enemigos o miembros de fracciones rivales, luego dispuso la muerte de exfuncionarios penitenciarios.

Finalmente, en la madrugada del 18 de diciembre del 2023, cuatro meses después de que Santiago Peña asumió como presidente de la República, unos 1.500 uniformados, entre policías y militares, rodearon Tacumbú, el bastión del Clan Rotela. En un operativo relámpago que le costó la vida de un efectivo de la Policía y a siete reos, los agentes del orden tomaron el control del penal, redujeron al capomafioso y a los miembros de su primer anillo, quienes se refugiaron en uno de los pabellones situado en la parte posterior de la penitenciaría.

Armando Javier Rotela Ayala y sus incondicionales inauguraron la recién terminada prisión de máxima seguridad de Emboscada, mientras alrededor de 700 reos, también afiliados al clan, fueron distribuidos en todas la regionales del país. Con este operativo se puso fin a una serie de crímenes y guerras entre pandillas rivales, que se disputaban el mercado de la venta de drogas en los barrios marginales, pero que irónicamente respondían al mismo clan.

Lucha contra el narcotráfico

En estos doce meses también se registraron importantes avances en la lucha contra el narcotráfico. La Secretaría Nacional Antidrogas (Senad) y la Policía llevaron adelante procedimientos que terminaron con la incautación de grandes cantidades de cocaína. En contrapartida hasta ahora no pudieron dar con el capomafioso de Canindeyú Felipe Santiago Acosta, alias Macho.

En la tarde del viernes 3 de mayo último, las autoridades aduaneras en colaboración con agentes antidrogas detectaron 976 kilos de cocaína en el aeropuerto Silvio Pettirossi. La droga debía ser enviada a Países Bajos (Holanda). en un avión entre almidón y harina de maíz.

El pasado 15 de junio, efectivos de la Senad incautaron dos narcoavionetas con bandera boliviana cargadas con 876 kilos de cocaína, en una pista clandestina del parque nacional Paso Bravo, ubicado en el departamento de Concepción. Sin embargo, los dos narcopilotos y al menos 10 estibadores que debían bajar el cargamento en una camioneta lograron escapar.

El lunes 15 de julio, los organismos de seguridad detectaron una carga récord de 4.013 kilos de cocaína oculta en bolsas mezcladas con azúcar, en uno de los depósitos del puerto privado Caacupemí de Asunción. La droga debía ser embarcada para el mercado europeo.

Seguridad ciudadana, la gran deuda

Sin duda alguna, la seguridad ciudadana sigue siendo la gran deuda para el presidente Santiago Peña. A diario se multiplican los robos y asaltos callejeros y domiciliarios, perpetrados casi en su totalidad por adictos a las drogas, principalmente el crack. Las operaciones efectuadas tanto por la Senad como la Policía demuestran que en cada barrio existen innumerables puntos de distribución de esta sustancia, que operan aparentemente con la protección de las comisarías jurisdiccionales.

Los asaltos que se registran en diversos puntos del país ponen en vilo a la ciudadanía, como este ocurrido en una playa de autos en Capiatá. La  prevención es una materia pendiente de los organismos de seguridad del Gobierno.
Los asaltos que se registran en diversos puntos del país ponen en vilo a la ciudadanía, como este ocurrido en una playa de autos en Capiatá. La prevención es una materia pendiente de los organismos de seguridad del Gobierno.

En detrimento del ciudadano, la Policía no tiene los equipamientos necesarios para combatir la ola de delincuencia. No hay la cantidad suficientes de agentes, solo alguna comisarías cuentan con más de una patrullera y las que hay son de 10 años de antigüedad, carecen de armas adecuadas y si las hay son sin balas. Con lo único que cuenta la institución policial es la promesa de que próximamente el Estado va a adquirir los equipamientos.

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