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Trece años se cumplirán el próximo 3 de julio del día en el que Adolfo Trotte, entonces líder de la barra brava del Club Olimpia, decidió segar la vida de su esposa, Sonia Vera, en uno de los casos de feminicidio más notables de la historia reciente del país.
La víctima, quien ese lunes 4 cumpliría 41 años, fue vista por última vez con vida el sábado 2 a las 22:00, cuando abandonó un hotel en Caacupé junto con su esposo.
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La pareja tenía un largo historial de violencia machista y en las últimas semanas había alcanzado su pico más alto, llevando a Sonia a tener que escapar y refugiarse en casa de una tía, de donde fue sacada a punta de pistola.
Una de las víctimas de esos tumultuosos días, Paolo Trotte, el hijo mayor de la pareja, decidió por fin romper el silencio y dar su testimonio como hijo de una víctima de feminicidio. En esta nota te contamos lo que dijo.
Paolo Trotte: testimonio como hijo de víctima de feminicidio
En un testimonio que Paolo Trotte grabó para su iglesia, el Centro Familiar Cristiano (CFC) de Alto Paraná, contó gran parte de su paso a través de la violencia machista que terminó por acabar con la vida de su madre.
“Mi papá fue líder de la barra del Olimpia por 20 años y me tocó crecer en un ambiente violento, en donde viví experiencias que marcaron mi vida. Crecí viendo el consumo de drogas, peleas, armas, entre otras cosas”, comienza relatando Paolo sobre lo sucedido.
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“Entre finales del 2010 y principios de 2011 empezamos a vivir una crisis familiar muy intensa, en donde las peleas de mis padres eran cada vez más frecuentes e hicieron que abandone la casa y fuera a vivir con mi abuela”, relató.
“Luego de muchos meses de mucho dolor, llega la peor noticia de mi vida: mi papá le había quitado la vida a mi mamá”, recordó.
El duelo, un periodo difícil para llegar al perdón
El joven, en su testimonio, cuenta que a partir de ese episodio el duelo se hizo muy largo y difícil. “Tristeza, depresión, intentos desesperados de encontrar respuestas a lo que me estaba pasando y cargas impuestas como hermano mayor para las que no estaba preparado”, recuerda.
Contó que sentía que su vida empezaba a desmoronarse y solo pensaba en refugiarse del dolor, por lo que cayó en el consumo de drogas, alcohol y otras sustancias que lo llevaron al borde de la muerte en varias ocasiones.
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Confesó que, consciente o inconscientemente, buscaba ese final, llegando incluso a escribir una carta de despedida para su familia. Afortunadamente, contó que la paz llegó a través de la invitación de un familiar a refugiarse en la fe y en una comunidad religiosa en la que continúa hasta hoy.
Paolo contó que, aunque no le fue fácil y revivir ese dolor fue duro, esa misma fe lo llevó a encontrar el perdón y a empezar a sanar su corazón.